La polifacética Jeannine Alcaraz presenta su nuevo libro Hasta un poco más todavía, un recopilatorio de poesías eróticas escritas a lo largo de varios años. El manuscrito se divide en tres partes: el de oficios, que tiene un toque de humor; otro con una poesía más sutil y elegante; y, por último, un lado más realista y crudo. La escritora lo presenta esta noche en el bar Zalacaín de Murcia, a partir de las nueve.

«Juego mucho con la imaginación del lector, esto crea una complicidad entre el escritor y él», cuenta Alcaraz, quien cree que el erotismo no se pierde con la edad, es la rutina quien lo mata. «El cuerpo puede envejecer, pero la mente y el corazón no», asegura convencida, y considera que su libro puede reavivar la pasión de quien lo lea. Tampoco piensa que hablar de erotismo pueda escandalizar a nadie, más allá de las creencias personales, ya que hoy en día la sexualidad es muy explícita y, en cierto modo, se ha banalizado.

Natalia Carbajosa, quién ha escrito el prólogo junto a Antonio Marín Albalate, cuenta que las poesías de Alcaraz recuerdan a las jarchas, las cantigas de amigo, las canciones y romances castellanos de la Edad Media y, respecto a eso, la autora recalca: «Si comparamos, en aquella época eran más fuertes escribiendo. Incluso nos podemos remontar a antes de Cristo con Safo de Lesbos con poesía lésbica, y a principios de siglo XX tenemos a Anaïs Nin. Hoy lo vemos todos los días».

La simbología también es parecida, como los atardeceres o una copa de vino, y opina que la poesía puede crear ese ambiente erótico; «el erotismo es el ingrediente que hay que añadirle al amor, es un complemento, como el aceite en la ensalada», aclara la escritora.

Desde Murcia hasta Alejandría.

Nacida en Argelia, tras una breve estancia en Francia, Jeannine Alcaraz se mudó a Cartagena por amor. Esta filóloga ha recitado poesía desde Murcia hasta Alejandría y para ella «el hombre sigue teniendo los mismos sentimientos sea de donde sea». Respecto al mundo árabe, asegura que en Argelia hay grandes escritores eróticos, aunque las mujeres están más cohibidas. Por otro lado, aunque en Europa haya más hombres que mujeres en este tipo de literatura, éstas tienen «absoluta libertad» para escribir lo que sienten. «Quisiera que el lector se lo pasara tan bien leyéndolo como lo he hecho yo escribiéndolo», concluye.