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Investigadores de la UMU se alían con el pez cebra para tratar la psoriasis

Este grupo de científicos ha hecho uso de las ventajas que tienen estos ejemplares, al presentar una gran similitud genética con los seres humanos, para identificar fármacos que reducen la inflamación

Un paciente de psoriasis se aplica crema en el codo.

Un paciente de psoriasis se aplica crema en el codo. / NinaKulagina/Shutterstock

La psoriasis es una afección de la piel que padecen millones de personas en todo el mundo, entre el 3 y el 5% de la población. Esta patología se caracteriza por la aparición de zonas enrojecidas recubiertas de escamas blanquecinas (conocidas como placas eritemato-escamosas), que suelen venir acompañadas de picazón y molestias locales.

Los tratamientos actuales están destinados a aliviar los síntomas y a mejorar la calidad de vida de los que la padecen. Estos abarcan desde medicamentos que se aplican sobre la piel hasta terapias más avanzadas, como por ejemplo la corticoides por vía tópica, un fármaco que produce un efecto antiinflamatorio local; análogos de la vitamina D, que inhiben la proliferación de las células de la epidermis (queratinocitos); fototerapia con radiación ultravioleta UVB, que ralentiza el crecimiento de los queratinocitos y tiene un efecto antiinflamatorio; retinoides (derivados de la vitamina A) orales, que reducen la inflamación y la proliferación excesiva de los queratinocitos; inhibidores de un tipo de enzima llamada fosfodiesterasa 4, que reducen la inflamación; e inmunosupresores y antiproliferativos sistémicos, como el metotrexato y la ciclosporina, que disminuyen la actividad y la proliferación de las células del sistema inmunitario, entre otros.

Los pacientes pueden padecer estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento social

Todos estos enfoques terapéuticos «han sido útiles», sin embargo, «presentan importantes desafíos a largo plazo, así como diversos efectos secundarios y la necesidad de una supervisión continua de los pacientes». «Tales problemas resaltan la urgencia de explorar nuevas dianas terapéuticas, y para ello, se revela imprescindible el uso de nuevos modelos animales en la investigación biomédica».

Años explorando

Así lo asegura un grupo de investigadores de la Universidad de Murcia (UMU), que lleva años explorando este campo y que está conformado por una amplia gama de expertos: Victoriano Mulero Méndez, catedrático de Biología Celular; Diana García-Moreno, del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB); Isabel Cabas Sánchez, investigadora postdoctoral (biología molecular y biotecnología, inmunidad, enfermedades raras); Joaquín Cantón Sandoval, estudiante de doctorado en Biología Molecular y Biotecnología; Martín Bernal Carrión, estudiante predoctoral; Natalia Pérez Escudero, investigadora predoctoral en Biología Molecular y Biotecnología; Raúl Corbalán Vélez, facultativo especialista en Dermatología y Venereología; Teresa Martinez-Menchón, facultativo especialista en Dermatología.

Los científicos han identificado medicamentos que inhiben una de las enzimas causantes del daño en el ADN

Estos expertos han hecho uso de las ventajas únicas que presenta el pez cebra, también conocido como ‘Danio rerio’, para buscar nuevos tratamientos contra la psoriasis. Explican los investigadores de la UMU que este animal «presenta una gran similitud genética con nuestra especie (70 % de genes coincidentes y 85 % cuando nos centramos en genes que causan enfermedades en el ser humano), así como su desarrollo embrionario, muy rápido y extrauterino».

Otras facilidades que el pez cebra concede a los científicos son «su transparencia, que permite la observación directa del desarrollo y la formación de tejidos, incluida la piel; la facilidad para ser manipulado genéticamente; un sistema inmunitario similar al humano que les permite comprender cómo contribuye la respuesta inmune al desarrollo de enfermedades autoinmunitarias como la psoriasis; el bajo coste de mantenimiento; y la posibilidad de realizar cribados genéticos y de fármacos a gran escala», explican.

Varias estrategias

Así pues, el grupo de investigación de la Universidad de Murcia ha aprovechado este modelo para encontrar nuevos tratamientos contra la psoriasis mediante varias estrategias.

En primer lugar, han identificado a PARP1 (una enzima que puede causar daños al ADN) como «nueva diana terapéutica». También han observado que «los fármacos que la inhiben –aprobados inicialmente para tratar cáncer de mama y ovario con mutaciones en el gen BRCA– detienen la inflamación de la piel tanto en modelos preclínicos de pez cebra como en cultivos en 3D de epidermis humana». 

En segundo lugar, han descubierto la «potente» acción antiinflamatoria de la vitamina B6 sobre la piel, y que los pacientes de psoriasis «tienen alterado el metabolismo de vitamina B6 tanto a nivel local (lesiones de la piel) como sistémico (plasma sanguíneo), lo que podría explicar su efecto beneficioso sobre esta enfermedad».

Otros estudios con Danio rerio les han permitido identificar 13 fármacos –de un total de 384 aprobados por las agencias reguladoras de Europa y Estados Unidos– que «reducen la inflamación de la piel en el pez». Actualmente están trabajando en caracterizar en profundidad el papel de alguno de ellos y su posible aplicación terapéutica para tratar la psoriasis.

Todos estos ejemplos, destacan los científicos, «ilustran la relevancia del modelo de pez cebra para comprender los mecanismos moleculares implicados en la psoriasis, la identificación de biomarcadores y la localización de nuevas dianas terapéuticas y fármacos». «Es importante destacar que la utilización de compuestos ya aprobados para otras dolencias en los modelos preclínicos de pez cebra permitirá reposicionarlos como medicamentos contra la psoriasis. Así se acortará de forma drástica el tiempo necesario para que lleguen al paciente», concluyen.

Una afección de la piel que también causa trastornos psicológicos

Los pacientes que sufren psoriasis, además de la afección en la piel, a menudo también padecen trastornos psicológicos o psiquiátricos, como estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento social. 

También se asocia a una larga lista de patologías, las llamadas comorbilidades: dolencias cardiovasculares –hipertensión y enfermedad coronaria–, diabetes tipo 2, artritis psoriásica, trastornos mentales, enfermedades hepáticas como la esteatosis hepática no alcohólica y obesidad, entre otras. Así queda reflejado en los resultados de un estudio que hicieron el grupo de investigadores de la Universidad de Murcia, tanto del Departamento de Biología Celular como del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), a unos 200 pacientes con psoriasis y 100 donantes sanos. El origen de la psoriasis es muy complejo, ya que intervienen múltiples factores genéticos y ambientales –estrés, infecciones bacterianas o virales, obesidad, déficit de vitamina D, consumo de tabaco y alcohol y administración de fármacos como litio, betabloqueantes, antiinflamatorios no esteroideos o antagonistas del calcio–, lo que dificulta encontrar una cura para la enfermedad.