Social

El Movimiento Feminista de la Región se diluye

El espacio asambleario que sacaba a miles de personas a la calle para reivindicar los derechos de las mujeres está en horas bajas por sus continuos debates internos y tras no haberse recuperado de la pandemia

Un momento de la manifestación de este 25N en Cartagena.

Un momento de la manifestación de este 25N en Cartagena. / Iván Urquizar

Jaime Ferrán

Jaime Ferrán

El 8M, Día de la Mujer, vivió en 2018 una jornada histórica en toda España y en la Región de Murcia. Miles de mujeres salieron a la calle tras una huelga general para reivindicar la igualdad hasta sus últimas consecuencias. El Movimiento Feminista de Murcia nunca había estado tan fuerte. También salieron miles a la calle el 25 de noviembre de ese año, Día contra la Violencia de Género. Las marchas se repitieron al año siguiente y hasta marzo de 2020. Luego llegó la pandemia de coronavirus para pararlas a todas y, desde entonces, este espacio feminista asambleario, abierto a todas las mujeres y personas LGTBIQ+ y antiheteropatriarcal no ha vuelto a ser el mismo. De hecho, el pasado sábado ni siquiera convocó una marcha por el 25N.

Desde Movimiento Feminista, Marcela Crespo resta importancia a la pérdida de fuerza de este espacio y asegura que siguen apoyando a las distintas asambleas que conforman este espacio. Sin embargo, otras fuentes del Movimiento, que prefieren no ser identificadas, destacan que los continuos debates internos han acabado por restar presencia a muchas de las integrantes, que han preferido continuar con la lucha desde sus propios grupos.

La primera gran división se produjo el mismo año 2018, cuando Movimiento Feminista decidió seguir sin aquellas mujeres que militaban en partidos políticos, sindicatos y otras organizaciones. Al final, estas últimas formaron Asamblea Feminista, la única que convocó la manifestación del sábado.

A esto se sumó la división en el propio feminismo, ya que había una brecha cada vez más grande entre abolicionistas y proderechos de la prostitución y entre radicales (TERF) e inclusivas con las mujeres trans. Al final, «dejó de funcionar y pequeños grupos optaron por tomar su propio camino», afirma Rebeca, de Murcia Feminista y Combativa. Además de este colectivo, está Asociación PETRA Maternidades Feministas, Asociación Feminista Obrera, Colectivo Fuste, Orgullo Crítico... A la última asamblea convocada por Movimiento Feminista, tras la muerte de una mujer por violencia machista, «fueron cuatro», reconocen desde este mismo espacio.

«El movimiento se ha ido desmembrando», cuenta Irene, de Asociación Feminista Obrera. Sin embargo, para ella el motivo principal del ocaso que vive se debe al covid-19. «Nos hemos metido para adentro desde entonces y ya no hay mucha participación en las asambleas unitarias. El tejido social está roto», lamenta. A esto hay que añadir «la ansiedad y los trastornos de vida que generó la pandemia», dice.

«La gente está más desmoralizada después de la pandemia. Está claro que nos ha afectado más de lo que pensamos», opina Clara, del Colectivo Medusa de Cartagena. Además, cree que, en plena ola reaccionaria, se está «volviendo a estigmatizar» a las mujeres feministas. Sin embargo, con o sin Movimiento Feminista, no pierde la esperanza: «Nos toca volver a coger el ritmo y los primeros pasos son los que más cuestan».

La Asamblea Feminista, con los "brazos abiertos"

Solo se vio una manifestación el 25N (aunque otros grupos celebraron concentraciones), la convocada por la Asamblea Feminista de Murcia, con los sindicatos, partidos y organizaciones detrás. Los mismos que fueron «expulsados» del Movimiento Feminista en 2018, explica Gloria Alarcón, presidenta del Fórum de Políticas Feministas de la Región y activista de la Asamblea.

«Me hubiera gustado haber podido organizar cosas junto al Movimiento y tengo que decir que no es una buena noticia que se hayan diluido», afirma, aunque reconoce que es positivo que solo haya una manifestación a la que todo el mundo pueda acudir. Señala que ahora la Asamblea Feminista tiene «los brazos más abiertos que nunca» y espera que ahora se vuelva a hablar de los problemas que afectan directamente a las mujeres, especialmente de la violencia que se ejerce sobre ellas. «Más de 3.000 tienen vigilancia policial en la Región. Es un escándalo y no debemos perder el foco de lo importante».