Salud

"Mi familia no se lo pensó para ofrecerme un riñón"

Úrsula es una murciana que el pasado año se sometió a un trasplante renal de vivo en la Arrixaca

Úrsula y su hermano José María.

Úrsula y su hermano José María. / Juan Carlos Caval

Ana García

Ana García

Úrsula Muñoz Orenes, una murciana de 49 años de la capital, perdió en 2008 uno de sus riñones debido al daño renal que le había generado la endometriosis de la que estaba diagnosticada, pero catorce años después ha sido trasplantada en el Hospital Virgen de la Arrixaca gracias al gesto altruista de José María, uno de sus hermanos.

Según cuenta, ella no ha tenido que pasar por el calvario que supone para muchos pacientes la hemodiálidis, aunque los médicos se la llegaron a plantear, debido a que recibió un riñón, un trasplante de vivo que se llevó a cabo hace ahora un año y del que prácticamente está recuperada.

Úrsula explica a La Opinión que desde hace años siempre ha tenido mucho malestar con las reglas, hasta que en una ocasión la tuvieron que ingresar en el hospital debido a los dolores tan fuertes que tenía. En aquel momento le diagnosticaron endometriosis, lo que le generó un crecimiento inusual del útero que le presionó el riñón, dificultando la salida de la orina.

Con el paso del tiempo esta situación le dañó el riñón derecho y pasados unos meses se lo tuvieron que quitar, dejándola únicamente con el izquierdo.

«Al quedarme con un único riñón tenía pielonefritis (infección de las vías urinarias) frecuentes, por lo que en cada repetición el riñón izquierdo se iba dañando más, hasta que la función renal del órgano se fue reduciendo hasta llegar al 8%», indica.

En ese momento los médicos le plantearon entrar en diálisis, «pero mi madre y mis hermanos no se lo pensaron y me ofrecieron su riñón para llevar a cabo un trasplante», cuenta esta paciente renal.

Su madre no le pudo donar al presentar niveles altos de azúcar y uno de sus hermanos tampoco porque no era compatible. Así que la única opción era José María, un año menor que ella.

«José María y yo sí que éramos compatibles, ya que teníamos el mismo grupo sanguíneo. Así que nos hicieron todas las pruebas y se programó el trasplante en julio de 2022 en la Arrixaca», explica esta paciente, que recuerda que «aunque la operación fue muy larga, todo salió muy bien».

En las primeras horas en reanimación pudo orinar por sí misma a través de la sonda, «una muy buena señal, ya que eso significaba que el riñón funcionaba» y en esos primeros análisis ya se vio que los niveles de todo iban mejorando.

Tras ocho días en el hospital (la mitad de lo que suele ser habitual), Úrsula Muñoz recibió el alta y aunque todo fue bien, reconoce que lo peor fue la medicación para no rechazar el órgano.

Con el paso del tiempo las revisiones se han espaciado y de tener que ir al hospital cada quince días, ahora sólo lo visita cada mes y medio para comprobar que todo va bien. Por lo que afirma que «estoy muy agradecida a mi familia por todo lo que ha hecho por mí, ha sido la mejor opción».