Agricultura

La fruta murciana prepara el terreno para combatir el cambio climático

La subida de las temperaturas y los inviernos más cortos obligan a apostar por variedades de frutales de hueso que se adapten mejor a un escenario pesimista, pero a día de hoy hay muchas fincas que no están preparadas

Etapas distintas de la floración  evidenciadas en dos parcelas de fruta de hueso en Cieza.

Etapas distintas de la floración evidenciadas en dos parcelas de fruta de hueso en Cieza. / Javier Gómez Bueno

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

En estos días de flores rosas y campos vestidos de color en comarcas de la Región de Murcia como la Vega Alta, la subida de las temperaturas a consecuencia del cambio climático plantea un futuro incierto para la fruta de hueso. Durante las próximas décadas se avecina un escenario problemático y pesimista que en parte ya se sufre en la cuenca mediterránea. La menor cantidad de frío, necesario para lograr un buen desarrollo de las plantas y una buena cosecha, llevará a muchas variedades de frutales hacia unos problemas de adaptación y de producción.

En los últimos años el sector de la fruta de hueso -albaricoque, melocotón, nectarina, paraguayo o ciruela- ha vivido retrasos importantes en la floración y problemas vegetativos por las alteraciones climáticas que se han producido. Periodos de temperaturas anormalmente elevadas en época invernal, por ejemplo, o heladas inesperadas cuando no deberían producirse. Ante esto, la clave que debe asimilar el campo murciano es la apuesta por el cultivo de variedades que puedan adaptarse a esos escenarios que llegarán impulsados por la crisis climática.

David Ruiz, investigador del CEBAS, avisa del impacto en las cosechas y en el bolsillo de los agricultores

El sector va percibiendo poco a poco esta problemática, asegura David Ruiz, investigador del departamento de Mejora Vegetal del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC): «Se está evidenciando una cierta renovación o cambio de variedades que se adapten mejor a la falta de frío». Sin embargo, pone el acento en que todavía «hay un número importante de parcelas en las que hay una mala adaptación porque el agricultor ha elegido variedades con unas necesidades de frío superiores para la zona en la que está».

Y es que señala que en las zonas más cálidas desde el punto de vista «agroclimático», como muchos municipios de la Vega Media y Alta o la costa regional, se han cultivado tipos de frutales «con altas necesidades de frío», algo que chocará con un futuro más caluroso donde se espera una subida de la temperatura media de hasta cuatro grados a final de siglo. ¿Consecuencias?: retrasos en los períodos de floración, caídas de las yemas, desigualdad en las etapas de crecimiento de la planta, follaje escaso o trastornos fisiológicos.

La mejora genética ha permitido sacar adelante variedades que necesitan muy poco frío para salir adelante

«En la Region gran parte de los terrenos de cultivo están en zonas cálidas». Esto conllevará «muchas e importantes pérdidas en las cosechas y a nivel económico». Pide, por ello, que el sector preste atención a toda la investigación que se desarrolla en torno a la adaptación de la fruta de hueso al cambio climático. «Ahora mismo hay variedades cultivadas que tendrán problemas».

Inviernos cálidos

El cambio climático provoca dos fenómenos adversos. Por un lado, menor acumulación de frío invernal, que lleva asociado problemas adaptativos, mala vegetación o irregularidad en la floración. Por otro lado, están los «eventos anómalos» del clima: periodos de temperaturas elevadas en invierno, como ha ocurrido durante el mes de noviembre, diciembre y la primera quincena de enero, los meses más cálidos de toda la serie histórica.

Esto último produce «serios desajustes» para unos árboles que necesitan una salida del letargo invernal adecuada. Las heladas fuera de época son también otro inconveniente (este año ha causado estragos en algunos cultivos hortícolas), y las olas de calor en verano también tienen una incidencia sobre los cultivos leñosos con consecuencias que se ven a posteriori.

Mejoras genéticas

Tanto el CEBAS como el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental están trabajando en lograr un catálogo de cultivos que sobrelleven la falta de frío, y esto se logra a través de las mejoras genéticas en frutas como el ciruelo, uno de los últimos hitos logrados, el almendro o el albaricoquero. «Ya existen melocotones o nectarinas que tienen necesidades de frío bajas», unas producciones que logren desarrollarse en zonas «donde la situación será limitante» por la subida de las temperaturas.

Hay que tener en cuenta que las plantaciones se realizan con horizontes temporales de 15 a 25 años, que es cuando se produciría la rentabilidad económica de la inversión, pero el cambio climático es imparable, advierte el investigador. El CEBAS trata ahora de identificar y caracterizar las áreas geográficas idóneas para el cultivo de determinadas variedades. La Región tiene la particularidad, señala Ruiz, de que tiene tres zonas diferenciadas: zonas muy cálidas, medias o zonas frías.

Apostar por fruta extratemprana conlleva un riesgo de heladas

Apostar por variedades tempranas o extratempranas implicará «hacer un balance riesgos y beneficios», señala David Ruiz, investigador del CEBAS, «evidentemente estas variedades llevan asociados una buena oportunidad de mercado, muy interesante por la precocidad de la fruta». Sin embargo, los perjuicios por el posible riesgo de heladas empujarían al agricultor, dependiendo de la zona en la que esté cultivando, a analizar si «puede ser demasiado limitante su producción». Ese riesgo es «algo que el productor debe conocer y asumir». 

El aumento de los productos hortofrutícolas en los lineales «no repercute en mayores ganancias»

La importancia de la información y la formación de los agricultores es esencial para el científico. «Teniendo de base esos datos, deben tomar decisiones asumiendo los beneficios y los riesgos. Un drama sería plantar una variedad por cierto desconocimiento, que te puede florecer en enero, y el riesgo de heladas puede ser de un año sí y un año no». 

La estrategia ‘De la granja a la mesa’, a debate en Cartagena 

La Comunidad ha puesto en marcha, en colaboración con Phytoma, editorial especializada en sanidad vegetal, AgroMurcia, un punto de encuentro del sector agrario ante los retos a los que se enfrenta en los próximos años. Esta primera edición se celebrará en el Auditorio ‘El Batel’, de Cartagena los próximos días 21 y 22 de marzo, y lleva por título ‘De la granja a la mesa, ¿una amenaza o una oportunidad para la sostenibilidad de la agricultura?’, y en ella se analizará el impacto que va a tener la estrategia europea para promover un nuevo sistema productivo dentro del Pacto Verde europeo. Además de debatir el uso sostenible de los fitosanitarios, también se abordarán otros temas como el cuaderno de campo ‘online’, el impacto del cambio climático o la globalización de las plagas y enfermedades.

Los costes de los seguros agrarios también se van a ver incrementados por la problemática del cambio climático, otro factor que deben tener en cuenta los productores de fruta de hueso. A esto también se suma los ya de por sí elevados costes de producción que se están dando esta campaña: «Se están agudizando y están haciendo muy complicado seguir produciendo», apuntaba esta semana Pascual Hortelano, responsable del sector de fruta de hueso de la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (FECOAM). 

«Además, tenemos que regar con el metro cúbico de agua más caro de la historia y con una normativa muy restrictiva en cuanto a productos fitosanitarios y fertilizantes, a lo que se suma el aumento de los salarios mínimos». Aún así, Hortelano matiza que el aumento generalizado de los productos hortofrutícolas que se ven en los lineales «no repercute en mayores ganancias para el agricultor».