Medio Ambiente

Ocho veces ‘no’ a la ampliación de una granja en Fuente Álamo

La Comunidad y la CHS vuelven a enfrentarse por el aumento en el número de cerdos de una explotación y el impacto que supondría para el Mar Menor y los acuíferos del Campo de Cartagena

La granja de Fuente Álamo que solicitó la ampliación de la explotación, ayer.

La granja de Fuente Álamo que solicitó la ampliación de la explotación, ayer. / IVÁN URQUÍZAR

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Nuevo encontronazo entre el Gobierno de la Región de Murcia y la Confederación Hidrográfica del Segura por la ampliación de una granja de cerdos en Fuente Álamo. El organismo de cuenca ha vuelto a posicionarse en contra de aumentar las cabezas de ganado, en este caso porcino, en una zona declarada vulnerable a la contaminación por nitratos, con el daño que esto podría ocasionar en el Mar Menor. La Comunidad, por su parte, considera que, con toda la normativa ambiental en vigor en la Región, hay «herramientas suficientes» para «garantizar el control de los efectos medioambientales» de las granjas y no ve necesario «adoptar medidas restrictivas adicionales»

El caso en concreto es el de una explotación porcina al norte de Fuente Álamo que hace 13 años solicitó una ampliación de las instalaciones para acoger a 6.000 cerdos y cambiar el tipo de producción a cebo, es decir, engorde de estos animales. Con evidentes retrasos, hace escasos días el promotor obtuvo el visto bueno de la Consejería de Medio Ambiente, una evaluación que recibió hasta en ocho ocasiones la negativa de la Confederación entre 2017 y 2022, aunque la opinión de este organismo no es vinculante. 

La CHS ve perjudicial aumentar explotaciones ganaderas en un terreno de «alta permeabilidad» por la posible infiltración de los purines. A esto suma que las balsas donde se recogen los excrementos está cerca de la rambla de la Murta, que desemboca en el cauce del Albujón para más tarde alcanzar el Mar Menor. «La actividad supondrá un aumento de la presión de la carga de nutrientes en una zona en la que se ha comprobado que hay una aplicación excesiva o inadecuada de nitrógeno». Recuerda que los acuíferos del Campo de Cartagena ya están declarados en riesgo de no alcanzar el buen estado. 

Otros casos

El departamento que dirige Mario Urrea ya se opuso a la ampliación de otra granja el pasado año, también ubicada en Fuente Álamo, por los mismos motivos. Según reconoce la propia Consejería, la Confederación ya había fallado en contra en otras ocasiones cuando se le consultaba sobre su opinión para proyectos ganaderos de este tipo. Es por ello que Medio Ambiente le llegó a pedir en 2021 un listado de medidas que «podrían paliar los efectos adversos» del proyecto sobre los acuíferos y la laguna salada. 

La CHS, en respuesta, señala «que no es posible establecer medidas» para atajar la situación ya que en la cuenca del Mar Menor «existe una alta densidad de explotaciones ganaderas, con situaciones comprobadas de impacto por contaminación difusa», donde «no se puede ignorar» el efecto acumulativo que se produce. La Consejería de Ganadería, por contra, refleja que la ampliación no supondrá un incremento» de la presión sobre las aguas superficiales y subterráneas de la comarca. En la última respuesta del organismo de cuenca, éste pide a la Comunidad que avise «con la máxima urgencia» si se detectan vertidos contaminantes.  

Impermeabilizar las balsas y gestionar los excrementos

Las consultas y respuestas que se dan ambas administraciones durante el trámite de este expediente son las mismas que se han dado con otros informes. La CHS, por ejemplo, recuerda a la Comunidad que puede «limitar la instalación de nuevas explotaciones de ganado porcino y la capacidad máxima de las mismas por razones medioambientales o sanitarias en zonas declaradas por la Comunidad Autónoma como de alta densidad ganadera o como vulnerables».

Por otro lado, la Comunidad responde que la Ley del Mar Menor establece para la zona donde está instalada la granja una serie de restricciones si el propietario quiere ampliarla. En este caso, pone el acento sobre las obligaciones que tendrá el promotor para impermeabilizar las balsas de purines y aplicar sistemas de almacenamiento de excrementos, que luego tendrá que entregar a un gestor autorizado o bien, «alternativamente», se permite su aplicación al suelo como fertilizante con la obligación de comunicarlo antes. 

El propietario de la explotación tiene ahora un plazo de cuatro años para llevar a cabo las obras tras lograr un informe favorables de la declaración de impacto ambiental. 

Nuevas normativas

La Consejería de Ganadería sí refleja en los informes de la declaración de impacto ambiental de esta granja las nuevas normativas que obligan a adaptar las explotaciones para evitar la contaminación atmosférica y de los suelos. Respecto al proyecto, se le recomienda al propietario realizar dos sondeos junto a las balsas de purines para que sirvan como bomba de evacuación en el caso de que se infiltren los excrementos y haya que extraerlos «de un modo inmediato». 

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