Salud

Medio Ambiente extrema el control sobre la procesionaria fumigando en zonas de riesgo

Los técnicos reconocen que durante el invierno y hasta mediados de marzo la procesionaria «se convierte en un problema de salud pública que limita el uso del monte en casos extremos»

Helicoptero fumigando el tratamiento que se está utilizando en una de las zonas de monte más afectada.

Helicoptero fumigando el tratamiento que se está utilizando en una de las zonas de monte más afectada. / L. O.

Ana García

Ana García

La procesionaria del pino es un tipo de polilla autóctona de los bosques mediterráneos que suele dar bastantes quebraderos de cabeza en esta época del año en las zonas de monte transitadas en las que se concentran estas bolsas blanquecinas, ya que pueden suponer incluso un problema de salud para personas y mascotas.

El cuerpo de estas orugas está recubierto por pelos que contienen una sustancia tóxica llamada taumatopenia, que al clavarse en la piel produce urticaria y que puede llegar a afectar a los ojos con episodios graves de conjuntivitis. 

Para frenar su proliferación, desde la Consejería de Medio Ambiente se viene trabajando desde hace unas semanas en la fumigación con un insecticida no sistémico de amplio espectro (cipermetrina) que actúa sobre la oruga, un producto reconocido y autorizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Este insecticida se aplica mediante tratamientos terrestres o a través de medios aéreos en áreas recreativas o zonas transitadas de montes públicos donde la presencia de procesionaria puede conllevar algún tipo de riesgo para la salud de las personas.

El carácter alergénico se debe a la aparición de pelos urticantes a partir de su tercer estadio larvario, que en la Región de Murcia suele alcanzarse a finales de diciembre o principios del mes de enero. Por ello, «desde principios de invierno y hasta mediados de marzo, la procesionaria se convierte en un problema de salud pública que limita el uso del monte en casos extremos», señalan los técnicos de la Consejería.

En este caso, apuntan que uno de los mayores problemas emergentes generados por la presencia de las orugas en los árboles viene derivado del mayor uso público de los espacios naturales forestales. El aumento del contacto entre la población humana y la procesionaria ha hecho que ésta se ha convertido en un problema social y de la salud pública.

Los especialistas explican que en las fechas en las que nos encontramos, la procesionaria del pino se encuentra en su último estadio larvario, las orugas están resguardadas en los bolsones de seda durante el día, para evitar ser devoradas por sus enemigos naturales, y esperando el momento oportuno para descender por el tronco y enterrarse para completar su ciclo biológico.

«Los días en los que más ‘procesiones’ se ven (ya que tiene la costumbre de desplazarse en fila india), y por tanto son más peligrosss para la población, son los días soleados desde principios de febrero hasta principios de marzo, más o menos cuando la arena o la tierra en la que se entierran alcanza una temperatura de 22 a 25 grados», indican desde Medio Ambiente.

La Consejería inició en enero los tratamientos en varias zonas de Murcia, Lorca, Calasparra, Mula, Pliego y Bullas, intensificando las actuaciones en áreas recreativas y zonas muy transitadas. Ante la mayor presencia de procesionaria en estas fechas, recomiendan precaución en las áreas de monte, especialmente si se va con niños pequeños o mascotas.

CLAVES

Se desplaza en fila siguiendo a la oruga guía

La procesionaria del pino es una oruga autóctona de los bosques mediterráneos cuyo nombre se corresponde con la costumbre de desplazarse en fila india, como en procesión, siguiendo a la oruga guía.

Su cuerpo está cubierto de pelos urticantes

Los pelos urticantes que cubren su cuerpo se desprenden y flotan en el aire, provocando picor de nariz, garganta y oídos.

Algunos pájaros son sus depredadores naturales

Pequeños pájaros como el carbonero común, la abubilla o el críalo europeo se alimetan de orugas de la procesionaria.

Pedro Luengo, portavoz de Ecologistas en Acción, explica que la procesionaria es una especie habitual de nuestros bosques de pino e insiste en que «no supone un problema ambiental, ya que estas orugas contribuyen al reciclaje de la materia orgánica del ecosistema permitiendo el reciclaje de las hojas de los pinos, que resulta muy complicado por su dureza».

Por lo que señala que «es importante hacer una labor pedagógica y que la población sepa en qué zonas debe extremar la precaución».

Luengo recuerda que la procesionaria «no es una plaga» sino que «cada año la explosión se da en una zona concreta y diferente, por lo que se lleva a cabo un control con fumigaciones si aparece en espacios urbanos».