Medio ambiente

Un manto verde para Calblanque

Seis años después de la reforestación de cuatro hectáreas de terreno en la zona menos cuidada del parque regional, los cipreses cartageneros crecen junto a otros miles de ejemplares de especies autóctonas gracias a la ayuda de decenas de voluntarios

El biólogo de ANSE, Jorge Sánchez (dcha.), junto a voluntarios que ayudaron a plantar miles de árboles y arbustos en esta finca cercana a Cabo de Palos en 2017.

El biólogo de ANSE, Jorge Sánchez (dcha.), junto a voluntarios que ayudaron a plantar miles de árboles y arbustos en esta finca cercana a Cabo de Palos en 2017. / IVÁN URQUÍZAR

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

La cara desconocida del parque de Calblanque. Al lado de la autovía, cerca de una famosa discoteca de Cabo de Palos y junto a unas pocas casas sembradas al norte del espacio protegido, la vida ha vuelto a hacerse paso. Seis años después de la reforestación que se llevó a cabo desde el proyecto LIFE+Tetraclinis Europa, cientos de árboles y arbustos plantados entre 70 voluntarios en 2017 han reverdecido una zona de Calblanque desgastada por el abandono y presionada por distintos factores.

La sabina mora o ciprés cartagenero es la especie que reina ahora en esta finca privada cuyo propietario actual la adquirió entonces para restaurarla a través de un acuerdo de Custodia del Territorio establecido con la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Cuatro hectáreas de terreno donde se plantaron miles de ejemplares de diversas especies con el objetivo de recuperar la flora autóctona en este trocito del municipio de Cartagena.

Parcela reforestada por Anse y voluntarios en Calblanque

Parcela reforestada por Anse y voluntarios en Calblanque / Iván Urquízar

Lentiscos, aladiernos, acebuches, palmitos, artos o cornicales fueron algunas de las especies de gran porte que se plantaron en este espacio protegido junto con otros ejemplares de menor tamaño como las jaras cartageneras, romeros o lavandas. «Estos terrenos que estaban en estado de abandono eran antiguos cultivos de secano que hoy es un ejemplo de que la renaturalización del parque regional puede ser un éxito», señala el biólogo de ANSE Jorge Sánchez.

El mantenimiento de estas plantas se ha llevado a cabo estos años con un riego de socorro por goteo para «lograr que los ejemplares pudieran salir adelante en un territorio árido». El trabajo con los voluntarios en 2017 demostró, como explica el ecologista, «que no hacen falta grandes medios» para impulsar una renaturalización de la que hoy disfrutan vecinos y turistas que recorren esta zona del parque regional.

Parcela reforestada por Anse y voluntarios en Calblanque

Recorrido por la parcela donde plantaron las especies hace seis años. / Iván Urquízar

«Solemos pensar que Calblanque es todo lo que se ve una vez estés mirando al mar Mediterráneo, pero al otro lado de la zona montañosa -al norte- también hay una parte importante» de este hábitat de alto valor ecológico. «Es la parte más desconocida del parque y una de las que más potencial tiene», subraya Sánchez.

Ejemplo para el Mar Menor

Con la ayuda de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA Cartagena) y la la Ecocultural de Los Alcázares, se impulsó lo que hoy es un bosque de sabina mora, único dentro del continente europeo. El biólogo defiende este tipo de actuaciones en un territorio que mantiene en la actualidad «cultivos intensivos dentro del parque regional e incompatibles con el plan de ordenación de recursos naturales de Calblanque».

Parcela reforestada por Anse y voluntarios en Calblanque

Especies autóctonas en la finca. / Iván Urquízar

En los próximos meses ANSE intentará cerrar la adquisición de otra finca con una hectárea de terreno para ampliar el bosque que se abre paso a poca distancia del Mar Menor. «La superficie recuperada es un buen ejemplo de cómo se puede renaturalizar un área cercana a la laguna, que ayude a frenar escorrentías los días de fuertes lluvias y a filtrar sustancias contaminantes».

Eduardo Agüera, voluntario de ANSE y natural de Cartagena, estuvo junto a su hija Carmen en estos trabajos de reforestación, una actividad «que ayuda a conectar con la naturaleza y a comprobar ‘in situ’ que el esfuerzo y el trabajo tienen sus frutos». Residente en Mallorca por trabajo, Agüera no pierde ocasión de regresar a la Región para ayudar en la renaturalización de terrenos abandonados o maltratados para luchar contra la aridez en el sureste de la península.

«Este bosque que hoy brilla es un ejemplo para la gente, para conectar con la naturaleza», señala orgulloso, «lo que plantamos hace años es hoy un bosque sano y fuerte, y espero que siga progresando».

[object Object]

Los jardines privados, santuarios naturales en nuestras propias casas, pueden ser un gran aliado para la repoblación de espacios ecológicos necesitados de recuperar plantas autóctonas. El voluntario de ANSE Eduardo Agüera apuesta por emplear plantas locales en terrenos de casas privadas, «donde sabemos que pueden estar muy bien cuidadas y ayudar a la expansión de una cantidad abundante de semillas». Debemos, señala el cartagenero, pasar de la reforestación de parcelas en el medio natural a poder hacerlo en nuestras casas, con ejemplares de especies autóctonas, ya que «se ha demostrado que árboles como la sabina mora son capaces de regenerarse en un espacio de forma natural, y el punto de partida pueden ser nuestros jardines privados».