¿Cuál es la principal causa que origina el deseo de morir en una persona?

Empezaría respondiéndole con otra pregunta ¿cuándo una persona empieza a pensar o a tener el impulso de morir o de querer morir? Solo el planteamiento enciende el piloto de la alarma, ya que, en nuestra cultura, la vida, si o si, es un «bien sagrado».

Hay razones históricas y culturales para entender esta posición de certeza, no siempre compartida. Paradójicamente, implícitamente, se quiera o no, supone una apertura a ampliar la mirada, pues es una decisión intrínsecamente ligada a la capacidad de acción o elección de la persona, esto es, a su libertad. Por tanto, acceder a la vivencia íntima en la experiencia suicida es una cuestión fundamental en su abordaje. Este es lo que hacemos desde la Psicología.

¿Qué pistas nos puede estar dando una persona dispuesta al suicidio?

Tenemos distintas posibilidades. Los abordajes de las planificaciones actuales tratan de entrenar en distintas escalas de detección a los actores en contacto con población. Entrenar la mirada profesional en base a la presencia de indicadores como expresar la intención, el dolor crónico, trastornos mentales con gran sufrimiento, allegados con tentativas o suicidios consumados, historias de vivencias negativas, alcohol, abusos…

Esto se ha abordado en la jornada del día 8. Agradecer al diario LA OPINIÓN su gran compromiso social en la lucha ante este grave problema de salud pública. Permítanme ir más allá. Estos enfoques adiestran la mirada a la detección de factores de riesgo, es decir, hechos o datos como los mencionados cuya presencia testan un determinado porcentaje o probabilidad de riesgo suicida, que activa los protocolos.

La psicología, en lo macro, trata de producir efectos amplios sobre la comprensión de un fenómeno, hacia cambios más acordes con orientar en la ética de una vida medianamente satisfactoria, pudiendo sobrellevar sus límites. En lo micro, considera que su abordaje pasa, no solo por la detección eficaz, sino también, y fundamentalmente, por acceder a adecuados tratamientos psicológicos de calidad y una adecuada prevención apoyada en ello.

Todos los eslabones cuentan, si uno falla, el efecto se aminora. El suicidio es la última salida a un intenso sufrimiento psicológico. No entiende de medias tintas. Así, la psicología pone la llamada de atención para no caer en la burocratización de procesos que nos alejan de la atención personalizada al caso concreto, pues es imprescindible la atención psicológica a las personas con experiencias suicidas.

Cuándo deben saltar las alarmas?

Si lo pensamos como un proceso en la toma de conciencia de que algo está pasando, lo habitual es la presencia de cambios significativos en la persona que no siempre se relacionan con el riesgo suicida, por ello, hablar sobre el malestar que podemos observar en ella es obligado para ir tomando conciencia todos de la presencia de un problema.

Una persona que decide tomar una decisión así ¿Es cobarde o valiente?

Este es un de los mitos habituales en torno a la duda sobre lo que deja en el aire y sin responder, en la vida de los supervivientes o sobrevivientes, un suicidio consumado. Los datos sobre la afectación hablan de entre 6 a 10 afectados directos en los ecos de sufrimiento y dolor que pueden transitar con la presencia de síntomas que afecten al bienestar psicológico y suponga un antes y un después en la vida de las personas que quedan tras su estela. Cada cual hará su valoración según su experiencia, posición y contexto social y cultural, por todo lo que ello conlleva.

¿Es el ser humano la única especie que toma la decisión de quitarse la vida?

Autores como Minois, historiador, referenciado por J.R. Ubieto en un interesante artículo sobre el suicidio, que les recomiendo, ya en los 90 decía «El suicidio es realmente un acto íntimo y personal ligado a una vida, a los acontecimientos particulares de esa vida. Es un acto específicamente humano, ligado a nuestra condición, que forma parte de nuestra dignidad y que no existe en otros seres vivos». Añade «solo el ser humano puede imaginar su muerte y por ello puede dársela». Sobran más palabras.

«Acceder a la vivencia íntima en la experiencia suicida es una cuestión fundamental en su abordaje»

¿Tenemos datos actualizados de las cifras de suicidios en la Región de Murcia?

Estamos esperando los datos actualizados del INE. El año pasado se publicaron los de 2020. Las cifras son siempre controvertidas por la necesidad de mejorar su recogida y procesamiento. En cualquier caso, se sabe que infraestiman las muertes reales. Debido a su importancia y a la insistencia de muchas instituciones, se avanza en mejorar la calidad de los datos, su recogida y disponibilidad. Esto permite la vigilancia de la problemática.

La Psicología ¿qué protocolos usa para prevenir estas conductas? ¿La medicación es una solución?

En la actualidad los abordajes dominantes mantienen un modelo biomédico fundamentado en lo epidemiológico, como decíamos basado principalmente en la detección de los factores de riesgo (según investigaciones estadísticas, por otra parte, con muy limitada capacidad predictiva) y el diagnóstico de “un trastorno o enfermedad mental”, cuya propuesta es la de la medicación o el ingreso. Desde ahí, se diseñan muchos enfoques preventivos que culminan en el diseño de protocolos. Reducir todo ello a una etiqueta diagnóstica y a un fármaco supone, muchas veces, silenciar causas y razones, y velar lo importante.

Dicho esto, los psicofármacos tienen su lugar cuando la gravedad conlleva intensa angustia y con la que convivir es especialmente difícil, debiendo de ser valorados, según orienta la psiquiatra Moncrieff, de forma realista entre el médico y el paciente, teniendo en cuenta que su capacidad para mejorar la vida de las personas tiene límites importantes. Comprender los dilemas y necesidades ante el deseo de morir requiere de una adecuada capacitación y competencia profesional en una reflexión compartida que aumente la posibilidad de querer saber frente a lo íntimo de todo acto suicida, la decisión de no querer saber más sobre su sufrimiento, poniendo fin con su decisión, a esa posibilidad.

Por esta razón hacemos tanto hincapié en lo que consideramos imprescindible, garantizar la atención psicológica. Hacen falta más psicólogos y la garantía de su acceso universal, desde la transversalidad, en salud, servicios sociales y educación. Las experiencias de suicidio, como punta del iceberg, han de ser abordadas desde su mínimo común denominador, la existencia de un intenso sufrimiento psicológico, que requiere del derecho a la asistencia y prevención psicológica ligada a la protección más básica de la salud.

¿Qué importancia le concede a los eventos como esta jornada?

Toda. Es llamativa la cantidad de llamadas que recibimos, muchas solo para expresar la necesidad de nuestros profesionales, la imposibilidad de acceder por problemas económicos y la dificultad de hacerse oír en la necesidad de sus tratamientos; todas son una petición de ayuda para acceder a un servicio de psicología.

El hecho de que la voz del Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia ponga todos sus medios y energía visibilizando, poniendo palabras y propuestas a un problema de salud pública, hace que todo el equipo del Colegio se tome esta Jornada, como algo muy serio e importante, hoy y el resto del año; el suicidio y su abordaje forma parte de nuestra agenda anual.

Para nosotros es especialmente importante la colaboración con los medios de comunicación, siempre desde un compromiso responsable, su impacto sobre la conformación de la opinión y las actitudes públicas (OMS, 2021), permiten un efecto sobre la sensibilización de la ciudadanía y la reducción del estigma.