La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Seguridad

Equipos Roca, los vigilantes de los campos de la Región de Murcia

La Región cuenta con seis de estas unidades, con una veintena de agentes especializados, capaces de detectar si una fruta ha sido robada solo por las hojas que tiene o el modo en que está cortada

Un agente del Instituto Armado trabaja a pie de campo en la Región de Murcia.

Están a punto de celebrar una década de vida. Allá por 2013, se detectó que las zonas de campo eran de las preferidas de los amigos de lo ajeno: lugares aislados, ausencia de cámaras de seguridad y de testigos les permitirían campar a sus anchas y robar. Fue entonces cuando nació una unidad integrada por agentes especializados en la lucha contra los robos en el campo.  

El refuerzo de la vigilancia frente a los robos en el ámbito rural por parte de la Guardia Civil dio pronto sus frutos: en el conjunto del país, los robos en el campo bajaron más de un 30 por ciento solo unos meses después de crearse los Equipos Roca (acrónimo de robos en el campo).

El agente Domingo Casanova, en la Comandancia de Murcia el pasado viernes. Juan Carlos Caval

La Región cuenta con seis Equipos Roca, en los que trabajan una veintena de agentes con conocimiento tanto de seguridad ciudadana como de agricultura y ganadería, para dar respuesta a las necesidades específicas de la unidad. Con la pandemia, cuando el mundo enteró se paró, también cesaron estos hurtos. Ahora, los ladrones actúan en función de cuándo se recojan los cultivos, y su botín cambia de alcachofas a uvas, dependiendo del mes. Ahora, con la crisis provocada por la guerra de Putin, se espera un repunte de los robos: suben los precios, el mercado negro se reactiva. Aunque esta circunstancia se dé, los profesionales del Instituto Armado velan por la prevención de los delitos y propician su esclarecimiento, en investigaciones que, muchas veces, les suponen años de trabajo. 

Un agente, en un cultivo de alcachofas en la comunidad murciana. GUARDIA CIVIL

Domingo Casanova, guardia civil responsable del Equipo Roca de la 6ª Compañía, la de Lorca, explica a LA OPINIÓN que las personas que sustraen cultivos, ganado o maquinaría agrícola «se consideran bandas organizadas» que «suelen actuar de noche, incluso al mediodía, en zonas abiertas y aisladas, sin sistema de vallado, donde suelen cometer los robos». Estos delincuentes «suelen ir con furgonetas o vehículos», para cargar la mercancía robada y marcharse a la carrera rápidamente.

"Los agricultores y los ganaderos son nuestros ojos y nos ayudan", valora Casanova

decoration

Debido a que sus zonas de actuación son aisladas, en ocasiones en medio de la nada, los dueños de los cultivos pueden tardar horas, incluso días, en percatarse de que les han robado en su propiedad. Entonces se alerta al Equipo Roca, detalla Casanova, al tiempo que apunta que los agentes especializados llegan a la parcela, llevan a cabo una inspección técnico-ocular y a continuación un estudio de lo que se han llevado. Ahí comienzan las pesquisas, que pasan por seguir el rastro de la mercancía, la cual no es extraño que acabe en un mercadillo.

Sin controles sanitarios

Esta práctica también supone un riesgo para el consumidor. Los delincuentes que se dedican a coger fruta de parcelas ajenas podrían estar incurriendo un delito contra la salud pública, al poner la venta en comercios y mercadillos productos para el consumo humano sin ningún tipo de control sanitario. Y es que muchas de las frutas que se roban llevan tratamientos fitosanitarios, con lo cual, dependiendo del producto que se les haya echado, no se recomienda que se consuma hasta pasado un tiempo. Una circunstancia que los ladrones no tienen en cuenta a la hora de poner en venta el producto en un mercadillo, y que ignora la persona que compra el producto y lo lleva a su hogar.

Más de una tonelada de limones rebosan en un turismo, interceptado por la Benemérita. GC

Cuando se requisa una gran cantidad de producto robado (más de una tonelada de limones llegaron a encontrar en el interior de un coche de alta gama, y 400 kilos de naranjas en otro turismo en Águilas, asegura Casanova), se busca primero a su legítimo propietario, el cual, una vez pasados los controles sanitarios, «puede donar el producto a Cáritas». Si no son aptos para el consumo, los mismos se destruyen.

Los agentes también suelen llevar a cabo controles específicos en mercadillos en los que saben que se puede estar comercializando con mercancía robada. 

Los guardias civiles tienen conocimientos específicos que les lleva a detectar una pieza sospechosa: desde el modo en que está cortada hasta la cantidad de hojas que lleva son pistas. En el caso de Domingo Casanova, además de su formación y sus años de experiencia, indica que «mi padre era agricultor y mi hermano ganadero», por lo que es un experto en el sector.

«Llevo treinta años en la Guardia Civil y estoy disfrutando ahora de la labor de investigar»

decoration

A pie de campo, «se incrementa la vigilancia dependiendo de la fase de maduración», afirma el guardia civil, a lo que añade que «ahora va a terminar la de la alcachofa y en mayo empieza la de la uva». El producto es más susceptible de ser sustraído «cuando se va a recolectar», manifiesta. 

El valor de los insecticidas

No solo se llevan fruta. Hay quienes «van buscando maquinaria agrícola, que la venden como chatarra, y el cobre», destaca Casanova, al tiempo que precisa que «los cabezales de riego con productos fitosanitarios están en expansión, los venden en el mercado negro, son producto caros».

En este sentido,el agente concreta que se trata de «insecticidas que se echan a la fruta y al día siguiente ya se puede comer», de ahí su valía.

Casanova recordó que en 2021 la Benemérita llevaba a cabo la operación ‘NPK’, una investigación dirigida a esclarecer el robo de numerosos productos fitosanitarios y abonos que se saldó con la desarticulación de un grupo criminal asentado en Águilas, cuyos 20 miembros fueron detenidos por la presunta autoría de 120 delitos de robo con fuerza y hurto cometidos en fincas agrícolas de la Región, Pulpí y Cuevas de Almanzora (Almería) en cuatro años.

«Fueron tres años de investigación», rememora el especialista. Entonces, la Guardia Civil recuperaba 17 toneladas de abono granulado, 72 envases de productos fitosanitarios, abonos líquidos y maquinaria agrícola, valorados en 35.000 euros.

«Trabajamos para ustedes»

«Nuestros ojos son los agricultores y los ganaderos», subraya Domingo Casanova, que valora la ayuda que los propios afectados prestan al Cuerpo: ellos controlan hasta las matrículas de los coches que no suelen ir por la zona.

Agentes inspeccionan un vehículo lleno de productos fitosanitarios. GC

«Trabajamos para ustedes», suele decir el agente a sus agricultores, algunos de los cuales «llegan a recuperar el dinero». «Una vez vino un ganadero a darnos las gracias: le habían quitado 60 corderos, habíamos detenido a los responsables y en el juicio se les declaró culpables. Me dijo que estaban ingresándole cien euros todos los meses» en concepto de daños y perjuicios, manifiesta.

Son los propios agricultores los que, habitualmente, «nos pasan la información si, por ejemplo, le han ofrecido algo, como un fitosanitario». Los afectados pasan así, en cierta manera, a formar parte del Equipo Roca.

Domingo Casanova, el más veterano de la 6ª Compañía, se muestra satisfecho con su labor y hace hincapié en que «llevo treinta años en la Guardia Civil y estoy disfrutando ahora de la labor de investigar».

Corderos, los que más se roban

En el caso de la ganadería, «lo que más se roban son corderos», en especial cuando se acerca la Navidad. En la investigación, «hay que ver el tamaño del cordero: si pesa entre 23 y 25 kilos, va al matadero; si son pequeños, entre 8 y 9 kilos, sabes que, si no les das leche, mueren a las 24 horas». A este respecto, Casanova apostilla que alguna vez ha pasado que personas que tienen «cuatro o cinco cabras» que han criado cogen otras crías ajenas, para que mamen toda la leche del animal

Compartir el artículo

stats