Ocho trucos para refrescar tu casa sin aire acondicionado
Llega el verano y la temperatura se dispara, se alcanzan los 35 grados en el exterior y el calor se adueña de tu vivienda. Si tu casa no tiene aire acondicionado, o quieres ahorrar en la factura de la luz, existen unos cuantos trucos para mantenerte fresco, solo hay que aplicar un poco de sentido común y unos consejos básicos de la sabiduría popular que se resumen en estos pasos a seguir
Baja las persianas y cierra las puertas
Tan sólo tienes que fijarte en las horas del día en que tu casa recibe la luz (y el calor) directo del sol. En casas con orientación este, el sol llegará por la mañana. Por el contrario, en casas con orientación oeste hará acto de presencia sobre las 3 de la tarde. Es fundamental en ambos casos echar el toldo -si lo tenemos-, bajar las persianas y/o echar las cortinas y cerrar las ventanas. Vuelve a abrirlas cuando el sol haya caído y haya dado paso a la noche. Es entonces cuando podemos jugar con las corrientes.
Evita las fuentes de calor
Tener puestas demasiadas luces o utilizar el horno, la televisión u otras máquinas que emanen calor hará que la temperatura crezca.
Cuando cocines, enciende siempre la campana extractora de aire
No solo sirve para ahuyentar los malos olores de toda la casa, encender la campana extractora de aire mientras estamos cocinando servirá para expulsar el calor que se acumula de las placas de gas o eléctricas al cocinar. Por esta razón, es una buena forma de eliminar los focos de calor de la casa.
Riega las plantas
Si cuentas con flores o vegetación en la terraza o en las ventanas, echar agua sobre su abono para refrescar la atmósfera cargada de calor del exterior refrescará la casa, ya que disminuye la temperatura de la fachada exterior. Otro truco también es dejar un barreño de agua y rellenarlo a medida que se vaya evaporando.
Bebe mucha agua
Beber agua regularmente es recomendable en cualquier época del año, pero en verano y con temperaturas tan elevadas es fundamental. Las duchas de agua templada tirando a fresca o el meter los pies en remojo ayudan bastante a mantenerse fresco.
Pon un bol metálico con hielo y sal gruesa delante del ventilador
Para refrescar una habitación, un ventilador pueden ser muy útil. Además, para los que les desagrada el viento directo en la cara, podéis posicionar el ventilador a cierta distancia, pero lo más interesante es que si colocas un bol metálico lleno de hielo y sal gruesa delante del aparato podrás refrescar el aire que circula.
Aprovecha las corrientes de aire
Intenta que el viento fresco circule. Para ello, las ventanas que dan a patios interiores suelen ser las que mejor aire fresco pueden recibir. Un truco de la sabiduría popular de los pueblos es mojar las cortinas con agua y aprovechar el aire fresco que salía al pasar por ellas.
Utiliza sábanas de algodón o de seda y refréscalas durante el día
Las sábanas de este tipo de material suele acumular menos calor. Si pueden ser de colores claros, mejor. Un truco útil por si no consigues dormir debido al calor que sientes en la cama es ponerlas a refrescar durante el día en la habitación o sótano que más refresque en la casa y colocarlas en la cama justo cuando te vayas a dormir.
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