El virus le plantó cara, pero no era consciente de que tenía enfrente a una luchadora que nunca se ha rendido ante cualquier causa social, y ni mucho menos iba a permitir rendirse frente a la covid a sus 84 años. Ana Jiménez, ‘la abuela del soterramiento’, se contagió del coronavirus en el mes de marzo, unos días después de que la pandemia estallara en la Región, y permaneció hasta 42 días ingresada en el Hospital Reina Sofía de Murcia, diez de ellos en Cuidados Intensivos.

«Los días que estuve la UCI no cuentan en mi vida, no me enteré de nada», afirma Ana desde su casa en Torre de la Horadada (Alicante), donde se fue el pasado mes de julio para llevar a cabo una recuperación más tranquila y alejada de su Murcia a la que añora a diario. «Nunca he estado tanto tiempo fuera de mi casa, estoy deseando volver», explica.

«Por muy bien que esté, con unas vistas preciosas al mar y siempre acompañada por alguno de mis hijos, estoy deseando volver a mi casa. Mis hijos me dicen que aquí estoy mejor, el aire de las ventas es más limpio en comparación con la calle Alameda de Capuchinos, que es donde vivo», apunta ‘la abuela del soterramiento’, que espera al momento de ser vacunada para volver a su hogar en el sur de la capital.

«Espero que a lo largo de este mes me llamen, una vez que me vacunen con las dos dosis me iré a mi casa de Murcia», afirma Ana, quien rememora que tras ser dada de alta, se sentía «como un saco de patatas» porque salió sin masa muscular y «como un bebé, con pañal». Además, recuerda el día que salió de la UCI y que recibió el aplauso de todos los sanitarios de la Arrixaca mientras la trasladaban en la cama: «No sabía ni dónde estaba. Yo quería hacerle palmas a ellos y no podía». Gracias a su fuerza de voluntad y a sus hijos volvió a andar en el mes de junio. Actualmente vive en un segundo piso sin ascensor, barrera que ha superado en la actualidad. «Ahora mismo ando igual que los jóvenes, subo las escaleras igual que antes, pero este maldito covid deja siempre secuelas y a mí me ha dejado mucho cansancio», reconoce.

A pesar de todo, «me encuentro muy contenta porque hago mi comida, me ducho sola, me lavo yo sola la cabeza... Me valgo por mí sola para todo». Asimismo hace un llamamiento para todas aquellas personas que se han visto o están en la misma situación que sufrió ella hace casi un año: «Tienen que tener confianza, saldrán adelante y entre todos vamos a pisotear a este virus para que no se salga con la suya. Hay que ser positivo y decir que sí se puede».

También se acuerda de todos los «inconscientes» que todavía no saben el peligro que puede acarrear cualquiera de sus actos para las personas mayores: «Sigue habiendo mucha gente irresponsable y no se dan cuenta del daño que pueden hacer a los demás. Si ellos se quieren morir, es decisión suya, pero no se pueden imaginar del daño que hacen cuando salen de fiesta o de botellones. Hay que tener conocimiento y cumplir las medidas sanitarias», recalca.