En el pódium de la vergüenza. La Región de Murcia volvió a encabezar en 2019 la tasa de víctimas de violencia machista con 1.400 mujeres afectadas, un 2,8% más que en 2018. Los datos de 2020 no son mejores: entre abril y junio, en pleno confinamiento, la Región fue la tercera comunidad con mayor ratio de mujeres víctimas de violencia: se presentaron 1.378 denuncias. Como ocurre con las tasas de pobreza o con la corrupción, esta Región parece condenada a ser noticia por lo negativo, siempre en el medallero de la ignominia.

Y digo yo, ¿tendrá algo que ver esta vergüenza con el crecimiento de una fuerza política machista que niega incluso que la violencia de género exista? ¿Es casualidad que la Región encabece desde hace unos años todos los índices de violencia contra la mujer y al mismo tiempo sea la provincia con mayor intención de voto a la ultraderecha? ¿Qué parte de la responsabilidad tiene quien levanta el brazo contra una mujer y qué parte el que amuebla esas cabezas? Y no menos importante: ¿en qué medida es responsable el que niega la violencia de género y el que gobierna con su apoyo?

No es una cuestión sin importancia. En esta Región hemos llegado al punto en que una minoría, numerosa pero minoría, condiciona las políticas de igualdad del gobierno regional, presiona para que las asociaciones de mujeres maltratadas reciban menos fondos o maniobra para impedir que hoy pueda leerse en la Asamblea Regional una declaración institucional contra la violencia machista. Y todo eso está pasando, con la connivencia del gobierno regional, mientras las mujeres seguimos cayendo.

No es solo el maltrato. La violencia sexual se ha disparado. Los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual han subido un 73,6% en los dos últimos años, pasando de 391 a 531. 49 mujeres fueron violadas el año pasado. Por eso la prioridad del Ministerio de Igualdad encabezado por Irene Montero es una Ley de Libertad Sexual que lleve al BOE lo que millones de mujeres llevan años exigiendo en las calles: que solo sí es sí, que no hay libertad sin consentimiento. ¿Apoyarán PP y Vox esta ley o rechazarán darle su apoyo, como ya han hecho en las Cortes valencianas y como hicieron con el Decreto-Ley de medidas urgentes de protección a las víctimas ante la crisis del coronavirus?

La violencia física es solo la punta del iceberg, la manifestación más brutal de una profunda desigualdad que recorre toda la sociedad y que afecta a la convivencia, a la libertad sexual, al mundo del trabajo e incluso al ámbito de la sanidad y los cuidados. Por ello, mientras en Madrid nuestras compañeras trabajan sin descanso para combatir la violencia sexual, en Podemos Región de Murcia hemos querido contribuir a la lucha de la mujer en este 25N con una propuesta que aborda una violencia invisible en el ámbito sanitario: la primera Ley de Endometriosis de España.

Más de 35.000 mujeres padecen endometriosis en la Región de Murcia, un 10% de las mujeres de entre 15 y 50 años. ¿Endomequé? A pesar de que su incidencia es enorme, la endometriosis sigue siendo una gran desconocida. ¿Se imaginan una enfermedad que afectara al 10% de los hombres, para la que no existiera tratamiento ni apenas fondos para la investigación y de la que nadie hablara? ¿Verdad que no? Eso también es otra forma de violencia. Las enfermedades de las mujeres cuentan menos que las de los hombres.

Con nuestra propuesta queremos romper este muro del silencio, crear una unidad multidisciplinar para el tratamiento integral y el seguimiento de las afectadas, mejorar la formación de nuestros profesionales sanitarios y exigir fondos para nuestros investigadores.

Seguimos al pie del cañón. Contra todas las violencias machistas y contra aquellos que las amparan.

25N

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