Cerca de 2.500 murcianos pasan cada año por los servicios de Hemodinámica de los hospitales de La Arrixaca y Santa Lucía para que les implanten uno o más stent con los que desobstruir sus arterias coronarias, evitando así una cirugía a corazón abierto. Esa cifra ascendió a 72.520 pacientes en 2018 en toda España. Estas intervenciones han aumentado en los últimos años y se usan en más del 95% de los casos de infarto. Sin embargo, un informe ha puesto en duda su fiabilidad.

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, también en la Región de Murcia. Entre ellas ocupa un lugar importante la enfermedad coronaria, provocada por el estrechamiento de las arterias coronarias, que conlleva a una falta de riego sanguíneo parcial (angina de pecho) o total (infarto agudo de miocardio). Para solucionar este problema, existen dos tratamientos: la angioplastia y la cirugía o bypass. La primera, mucho menos agresiva y rápida, «ha salvado muchas vidas desde finales de los 80 y es uno de los grandes avances, ya no de la cardiología, sino de la medicina», señala el presidente de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología, Raúl Moreno.

Los stent son dispositivos metálicos de tamaño menor al de un clip que desobstruyen los vasos sanguíneos y que se colocan en las arterias coronarias del paciente mediante un catererismo para el que no es necesario que sea sedado por completo. «Las angioplastias con stent han salvado a muchos pacientes y han mejorado la calidad de vida de estos e incluso el pronóstico, sobre todo en situaciones como el infarto agudo de miocardio, cuando se cierra una arteria y deja sin riego una zona del corazón que se va muriendo», señala el jefe de la sección de Hemodinámica de la Arrixaca, Eduardo Pinar.

Los datos de la Región dejan clara la preeminencia de los stent a la hora de tratar estas patologías. Al año se realizan 2.500 angioplastias de este tipo, frente a las 120 cirugías coronarias practicadas. Se utilizan más de 4.000 de estos dispositivos anualmente, lo que se traduce en una media de 1,5 por paciente. En la comunidad murciana, el 98% de los stent son del tipo farmacoactivo, los más seguros, ya que liberan progresivamente una sustancia con la que inhiben la proliferación de las células y evita una nueva obstrucción. La media nacional se encontraba en 2018, año del que se disponen las últimas cifras, en el 93,8%, según el Instituto Nacional de Estadística.

El escándalo

Pese a los beneficios médicos que ofrecen, hace tan solo un mes, una filtración de la BBC puso en duda la idoneidad de estas prótesis. La cadena británica desmentía un ensayo, financiado por un fabricante de stents, Abbott, que igualaba la eficacia de este mecanismo y de la cirugía cardíaca en pacientes con una patología concreta: la estenosis del tronco de la coronaria izquierda, para la que en la mayoría de casos se implanta ya el stent, en lugar de recurrir al bypass. La BBC aseguraba que se estaba abusando de estos muelles y que había una manipulación en la definición de infarto que había alterado las cifras de mortalidad del informe reduciéndolas un 80%, por lo que denunciaba que las muertes de pacientes con este problema cardíaco y con un stent implantado eran mayores que si se les practicaba una cirugía.

Al conocer estos datos, la Asociación Europea de Cirugía Cardio-Torácica (EACTS, por sus siglas en inglés) pidió a sus miembros que «ignorasen las pautas de las guías relacionadas con la estenosis del tronco de la coronaria izquierda al conocerse que los pacientes tratados con stent tienen un 35% más de posibilidades de morir que los que se someten a una cirugía». Por su parte, la Asociación Europea de Cardiología (CES) fue más moderada en su respuesta y afirmó que sigue apoyando «las actuales recomendaciones», aunque revisará los nuevos datos «con los expertos en cirugía para valorar su relevancia».

Los expertos piden calma

Ante las dudas surgidas tras conocerse las inexactitudes del citado informe, algunos profesionales médicos y cercanos a la comunidad científica han puesto en duda la aptitud de los stent. Sin embargo, tanto el jefe del servicio de Hemodinámica de la Arrixaca, Eduardo Pinar, como el jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular de este centro, Sergio Cánovas, hacen una llamada a la calma.

Pinar afirma que «la tasa de complicaciones de las angioplastias está por debajo del 0,5 de mortalidad. Es una técnica que está muy establecida y es segura». Asimismo, defiende que en 2002 se comenzó a hacer un seguimiento de los enfermos de infarto en la Región y hasta 2017 «la mortalidad se ha reducido un 25%». En eso, según señala, influye una mayor concienciación de la población con el tabaco, la mayor actividad física y la mejora de los fármacos, «que ya de por sí eran muy buenos a principio de siglo». Sin embargo, destaca que «lo que más ha ayudado es que el uso de los cateterismos no llegaba al 40% en 2002 y en 2017, en casos de infarto, se alcanzaron cifras de casi el 90%. En el caso de los stent, se usaban en menos de un 50% de los casos y ahora en más de un 75%».

No obstante, el jefe de Hemodinámica de la Arrixaca señala que, una vez puesto el stent y mientras el organismo va a similando el muelle, «el paciente tiene que tomar las pastillas, porque si no se arriesga a que derive en problemas como la formación de trombos en su interior».

Por su parte, el jefe de Cirugía Cardiovascular de la Arrixaca, Sergio Cánovas, señala que «los stent han tenido un avance importantísimo» y que cada vez «se usan más y mejor». Destaca que no se puede decir qué es mejor, si el bypass o el stent. «Cada caso se discute en una sesión clínica en la que colaboran cirujanos, cardiólogos intervencionistas y anestesistas para decidir qué es mejor en casa situación». Cánovas considera que del informe de la BBC se desprende que las cirugías son más beneficiosas que los stent a largo y medio plazo, sin embargo no están indicadas para todos los pacientes. Aun así señala que «no hay que hacer alarmismo de ningún tipo. Es un elemento médico extrardinario, especialmenten el infarto agudo de miocardio, con el que se han salvado muchas vidas».

¿Se abusa de las angioplastias?

Otra duda que suscitó el informe de la cadena británica fue si se había abusado de los stents en detrimento de la cirugía. España ocupa el último lugar de los 35 países de la OCDE en realizar bypass. Sin embargo, aunque a priori las cifras puedan ser llamativas, según Pinar «no se debe a un abuso de los stent, sino a que España es el país con menor prevalencia de enfermedad coronaria. Son mayores las tasas en el norte de Europa que las que tenemos en el área mediterránea, donde la tasa de infarto también es menor».

Diferencias

La angioplastia con implante de stent en las arterias coronarias es una intervención menos agresiva que la cirugía. Se realiza un cateterismo al paciente a través de una punción en la ingle o la muñeca para acceder a la zona dañada y se lleva un catéter con un pequeño balón hasta el corazón. Al inflar el balón en la arteria, esta se dilata y la sangre fluye con normalidad. Para evitar su cierre se coloca el stent a modo de andamio. El paciente recibe el alta en las siguientes 48 horas.

Los stent son dispositivos metálicos de apenas unos milímetros y con forma de muelle. Se colocan en las paredes internas de las arterias en las que hay un estrechamiento, de modo que estos vasos sanguíneos se expanden en esos puntos y se mejora el flujo de la sangre. Su aplicación en cardiología intervencionista supuso toda una revolución a partir de finales de los años 80, y con la llegada del 2000 se generalizó la implantación de stent farmacoactivos, más seguros y eficaces que los convencionales.