Otras fobias

  • Quionofobia Un muñeco de nieve no es para todos un ser bucólico y de cuento infantil. Hay quien tiene miedo irracional, impulsivo y terrible a la nieve. La ´dolencia´ es traumática y bastante angustiosa, y llega a paralizar a una persona cuando ve la nieve en sí. Las personas que la padecen normalmente no tocan la nieve, ni la miran, pues es un terror tan grande que les supera con creces. Algunos expertos relacionan esta fobia con el miedo al frío (criofobia).
  • Pluviofobia La fobia al agua caída de las nubes se llama pluviofobia u ombrofobia (del griego ombros, que significa lluvia). Los que padecen de este trastorno tienen un miedo incontrolable a mojarse con la lluvia. Cuando este temor se convierte en extremadamente obsesivo, los que padecen de la fobia pueden mostrar cierta idolatría por objetos creados originalmente para protegerse del agua en la intemperie, como los paraguas y los impermeables.
  • Nefofobia Los enfermos de nefofobia tienen un problema que en ocasiones suele surgir de algunas pesadillas, como cuando sueñas que vuelas y de repente caes en picado y tienes un accidente. Es curiosa la forma de desarrollarse este pánico, tanto que los que la sufren tienen la necesidad de permanecer en casa por miedo a lo que pueda aparecer en el cielo. Se define, de esta manera, como un temor irracional... a que haya nubes.
  • Aurorafobia Relacionada con el terror a las auroras boreales, es un miedo «comprensible», considera la meteoróloga Mar Gómez, porque antiguamente se desconocía su origen, y el miedo al Sol o heliofobia llega a provocar una «preocupante» falta de vitamina D en las personas que lo padecen. Precisa y paradójicamente las auroras boreales son algo que el común de los mortales sueña con contemplar en directo al menos una vez en la vida.
  • Criofobia La criofobia es un extremo miedo del frío, que puede incluir objetos fríos, sus condiciones meteorológicas, o ambos. Los que sufren de criofobia tienen un miedo de frío que puede ser generalizada o específica. Algunas víctimas temen todo lo que es frío, mientras que otros temen que sólo los elementos o situaciones frías particulares, tales como cubos de hielo o el clima invernal. Los pacientes se sienten impotentes para cambiar esto.