Por fin logró el Real Murcia sumar sus primeros tres puntos de una tacada en lo que llevamos de temporada. Ni entrenados por Campos ni por González los pimentoneros habían sido capaces de ganar un partido de los doce disputados hasta la fecha.

Pero llegó el día del tres, el 21, dos más uno tres, y el Real Unión de Irún, un equipo con más pasado que presente, para que Natalio hiciera tres goles en un partido y le diera los tres puntos al Murcia.

Seguimos abajo, en puestos de descenso y no hay demasiados motivos para la alegría. Si acaso, la esperanza de que haya cuatro equipos peores que el nuestro en la categoría porque hace tiempo, siglos diría yo, que el objetivo no es estar entre los mejores, cosa que por otro lado se me antoja imposible, sino no estar entre los peores.

Seamos realistas. El Murcia no ha conseguido nada más allá de ganar un partido a un rival directo así que no lancemos las campanas al vuelo. El Murcia está donde se merece por sus méritos, deméritos diría yo, deportivos. La victoria es algo que tenía que llegar tarde o temprano.