«Nunca la he visto como una empleada, prácticamente me ha visto nacer y he pasado mil horas de niña y de adulta con ella. Es como una más de la familia», resalta María Ángeles Díaz, una de las dueñas de Sevres, que no puede evitar emocionarse. Define a Antonia como una trabajadora seria, pero agradable, muy respetuosa, leal y muy inteligente. «Es ejemplar e irremplazable. Trataremos de suplir su marcha lo mejor que sepamos», subraya.