La Guardia Civil detuvo ayer en Bullas a un hombre, un delincuente habitual conocido en la localidad como 'Alejo', por la muerte de un indigente, Miguel V.D., de 48 años. La detención se produjo a última hora de la mañana, apenas unas horas después de que el cuerpo de Miguel apareciese escondido en una tinaja de vino vacía que había en el sótano de su vivienda. El presunto asesino, Alejandro M.A., de 35 años, estaba en busca y captura desde el pasado 24 de agosto, día en el que no regresó de un permiso penitenciario a la prisión de Sangonera.

El cadáver, según fuentes próximas a la investigación, presentaba varios golpes y tenía tres heridas de arma blanca en la espalda, cerca del cuello, y en la cara. Según las mismas fuentes, Miguel fue asesinado en su vivienda -un antiguo caserón ubicado en el número 31 del Camino Real de Bullas- . El asesino envolvió después su cuerpo en una manta y lo trasladó hasta el sótano de la vivienda, al que se accede a través de un patio interior.

El hallazgo se produjo en la madrugada del domingo al lunes, después de que Tere, una conocida de Miguel que solía acudir a su casa casi cada día, denunciase ante la Policía Local de Bullas que hacía varios días que no sabía nada de él. Al parecer, la última vez que se le vio con vida fue en la noche del viernes. La Policía Local, acompañada del marido de Tere, acudió a la vivienda pasadas las doce de la madrugada del domingo.

La búsqueda llevó a los agentes hasta el sótano, donde al amigo de Miguel le llamó la atención que una de las tres tinajas que había -que siempre estaban abiertas-, se encontraba cerrada. Al acercarse, los agentes vieron manchas de sangre en la cuba.

Dentro, envuelto en una manta, estaba el cuerpo de Miguel. Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Murcia y de Caravaca iniciaron entonces la investigación, que quedó en manos del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Caravaca, en funciones de guardia.

El rescate del cadáver, que estaba en el fondo de una tinaja de vino de aproximadamente un metro y medio de altura, fue complicado. Tanto, que finalmente tuvieron que acudir los Bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios de Caravaca, que sacaron el cuerpo sobre las seis de la mañana. Inmediatamente después, el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Murcia, donde se le practicó la autopsia en la mañana de ayer.

Al mismo tiempo, los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil peinaban la localidad en busca del presunto asesino. Las sospechas se centraron desde el principio en 'Alejo', un indigente a quien se había visto con Miguel durante las últimas semanas. Fue localizado a última hora de la mañana en una casa abandonada de la localidad.

Allí fue detenido -aunque ofreció una gran resistencia- y trasladado al puesto de la Guardia Civil de Bullas, donde se le tomó declaración para esclarecer las razones por las que asesinó, presuntamente, a su compañero. Al ser detenido tenía en su poder el DNI de la víctima y una falange de un dedo que le había cortado al cadáver.

Según fuentes próximas al caso, Alejandro también sufría de vez en cuando brotes esquizofrénicos. No obstante, la operación -denominada Tinaja- permanece abierta y los investigadores no descartan que hubiese alguien más implicado en el crimen.

Miguel tenía 48 años y era natural de Madrid, aunque llevaba ya varios años en Bullas. Tenía problemas con la bebida y había estado a cargo de los servicios sociales del ayuntamiento de la localidad, desde donde le habían conseguido un puesto de trabajo para que se reinsertase y el piso de alquiler en el que vivía.

"Era muy buena persona y muy educado, pero tenía el problema del alcohol", recordaba ayer Antonia Abril, propietaria de una tienda ubicada justo frente a la casa de Miguel. Esta impresión se repetía entre el resto de sus conocidos. "Él no se metía en problemas -aseguraba Pepe, otro de sus vecinos-. Sólo se le veía borracho, dando tumbos y recogiendo colillas del suelo".