Después «de casi 40 años trabajando y más de 30 cotizados», lleva cuatro sin ningún trabajo y con unos ingresos de apenas 300 euros de la renta básica de inserción, que se le termina en unas semanas. Con esta situación tiene que vivir día a día Joaquín Contreras, un vecino de Molina de Segura de 52 años que está separado y que vive en primera persona el drama de querer y no poder afrontar todas las facturas de su casa. Actualmente está realizando un programa de formación de Jesús Abandonado de Murcia, una asociación «que me ayuda mucho y gracias a la cual salgo adelante», asegura a esta Redacción.

Conoce bien lo que es estar al límite de quedarse sin luz ni agua. De hecho, este último servicio ha estado a punto de perderlo por impago. «Me iban a cortar el agua y gracias a que Jesús Abandonado me ha pagado el recibo no me han cortado el suministro», explica.

No tener trabajo le supone un trauma cada vez más difícil de superar a un hombre que ha estado muchos años como camionero. «Estoy aburrido de buscar y echar ofertas de trabajo sin ningún resultado», comenta, a la vez que se muestra dispuesto a trabajar en lo que sea. «He hecho cursos de limpieza, cocina, jardinería y muchas otras cosas. Estoy dispuesto a trabajar para lo que me llamen», asegura. Y es que apenas le quedan 100 euros para comer cada mes tras pagar las facturas que puede y en muchas ocasiones no puede pagar ni el agua ni la luz. Lamenta que sean casos como la muerte de la anciana de Reus lo único que hace que salgan a la luz los problemas de personas en su situación y cuenta que no quiere que llegue la Navidad, «porque es una época en la que lo pasamos mal quienes vivimos en estas condiciones».