Confiado y en un buen estado de forma. Así llegaba Alejandro Valverde a Düsseldorf, ciudad alemana en la que arrancaría la actual edición del Tour de Francia. A sus 37 años, el murciano se mostraba igual o más ilusionado que en temporadas anteriores. «Me encuentro bien, he descansado después de las últimas competiciones y estoy con muchas ganas. No sé si llego mejor o peor, pero las sensaciones son muy parecidas a las de los dos últimos Tours, en los que anduve tan bien». Esas eran sus palabras unas horas antes de subirse a la bicicleta para afrontar su décimo Tour de Francia, ronda en la que quería alargar su maravillosa temporada, en la que suma diez triunfos. Pero el asfalto mojado por la lluvia le dejó KO a las primeras de cambio. Las seis y ocho minutos era la hora fijada para que el murciano iniciase la contrarreloj de 14 kilómetros que abría este Tour de Francia. Pero apenas siete kilómetros después de arrancar, Valverde veía frustrada toda su ilusión. En una curva a izquierdas, el de Las Lumbreras sufría una fuerte caída en la que se estrellaba violentamente contra una valla. Eusebio Unzue, director del Movistar y testigo del incidente, corrió rápidamente a ayudarle. Una ambulancia le trasladaba al hospital del Düsseldorf a la vez que su equipo comunicaba su abandono. A falta de pruebas médicas, la escuadra española explicaba que el murciano había sufrido una fractura de rótula, un fortísimo golpe en el costado y cortes en una de sus piernas.

Y es que lo que era una crono sin mucha historia se convirtió en una trampa por la lluvia que no quiso faltar a la cita. Agua en abundancia que convirtió el circuito de Düsseldorf en una pista peligrosa, sobre todo en las curvas, donde los favoritos tuvieron claro que no debían jugarse el pellejo por un puñado de segundos.

El abandono de Valverde supone además un duro golpe para el Movistar, que veía al murciano como el aliado perfecto de Nairo Quintana en su batalla por subir a lo más alto del podio.

Nada más acabar la crono, en la que el colombiano perdía más de medio minuto con respecto a Chris Froome, el corredor del Movistar señalaba que «todavía no se ha perdido nada», aunque sabe que ahora le tocará adaptarse a un nuevo escenario en el que no contará con Alejandro Valverde. «Es muy difícil, es un compañero importante, nos cambian las estrategias. Espero que no sea importante, es una lástima pero seguimos en la lucha como hemos traído planeado», afirmó.

Además de la baja del murciano, el ciclismo español también vio como Ion Izagirre (Bahrain) tenía que bajarse de la bicicleta en la primera etapa por una caída.

La victoria en tierras alemanas fue para el británico Geraint Thomas (Sky), quien estrenó el maillot amarillo del Tour de Francia al ser el más rápido en la cronometrada de 14 kilómetros. En una jornada de miedo y respeto por la lluvia Thomas alcanzó la gloria por delante de todos los favoritos. El de Cardiff se la jugó y acertó. Ganó la partida por 5 segundos al suizo Stefan Kung (BMC) y por 7 a otro hombre del Sky, el bielorruso Vasil Kiryienka. El candidato alemán, Tony Martin, solo pudo ser cuarto a 8.

El mejor de los favoritos fue Chris Froome, sexto a doce segundos del ganador.

Hoy, segunda etapa, en la que los esprinter entran en escena.