Javi Matía lleva varios años diciendo que se acabó, que este será el último año en el que se pone las botas para jugar al fútbol sala, pero en cada momento hubo algo o alguien que lo anima para alargar su extensísima trayectoria deportiva un año más. Siempre apareció una excusa: que si mantener al equipo para que no desapareciese en los años más oscuros en Segunda División, que si intentamos el ascenso y te marchas, que este año sí, que ascendemos y, claro está, ya que estamos en Primera, ¿¡no vas a disfrutar al menos una temporada más en la élite!?, pues eso, que un año tras otro y Matía, con 43 años y más de la mitad de su vida atándose los cordones de las botas para saltar a la pista, ha decidido que ésta es la definitiva.

Ha tenido muchos momentos para decir adiós de una vez por todas, en una de ellas incluso creíamos todos que lo dejaba. Fue hace dos campañas, cuando el Plásticos Romero se quedó a las puertas del ascenso en Elche y las lágrimas de Matía hacían indicar que era el final. No lo fue, para suerte de todos, y ahí sigue.

Ahora bien, ya es el momento. En diciembre cumplirá 44 años y el cuerpo hace tiempo que le dice que debe parar, que las sesiones de entrenamiento con chavales a los que dobla la edad no son para él. Además, laboralmente no puede seguir el ritmo que exige un equipo en la élite.

Lo hace Javi Matía en un momento crucial para el futuro del equipo, como debe ser. No quería que este encuentro sirviera como un homenaje, sino con mucho en juego, con todo, para decir verdad. El Plásticos Romero se enfrenta el viernes a las nueve de la noche al Santiago Futsal, un rival que en esta última jornada nada se juega pero que no se lo va a poner fácil a los de casa para que el choque se convierta en una fiesta y ellos sean unos invitados de excepción.

Los pupilos de Guillamón deben ganar este encuentro porque están a un solo punto del descenso, ahora en manos del Burela. Ocho derrotas, cuatro empates y dos victorias hacen que la comodidad en la que vivía el equipo cartagenero al término de la primera vuelta se le haya complicado de tal manera que el último compromiso lo deban vivir como un asunto tan trascendente.

Javi Matía quiere colgar las botas a lo grande, al igual que sus compañeros. Es su momento y, como los grandes toreros, espera salir por la puerta grande otra vez, la última.