Cuando el pasado viernes José Manuel Aira comentaba en rueda de prensa que «en esta profesión te respaldan los resultados» posiblemente ni él mismo imaginaba la verdad que había en sus declaraciones. Porque si hoy al leonés no le retumban los oídos de los pitos ni le señalan titulares a cinco columnas es gracias a la testa de Gorka Azkorra. Un gol a la salida de un córner que significó el inicio de la remontada hacia la primera victoria del Real Murcia en esta temporada y el fin de una jornada futbolística en la que volvió a confirmarse que los disgustos y las malas tardes se llevan mejor con tres puntos en el bolsillo. Y es que, al igual que en la vida real las mentiras tienen las piernas muy cortas, en el fútbol, los resultados siempre están varios escalones por encima del juego, algo en lo que la afición murcianista, más por obligación que por gusto, ya se ha vuelto experta.

Ayer volvió a demostrarse. De los pitos, los gritos de 'fuera, fuera' y la indignación que aparecieron cuando en el minuto 47 Sergio aprovechaba un pase de la muerte de Loren para batir a Fernando se pasó a los aplausos a Chavero y Gorka Azkorra cuando ambos, después de confirmarse la remontada murcianista, abandonaban el terreno de juego para dar la alternativa a los hombres del banquillo.

El sentir de la grada solo era el reflejo de lo que se veía sobre el césped. Porque la primera parte fue para olvidar. Julio y Rayco, de 17 y 18 años respectivamente, demostraron que disfrutan de la adolescencia y de la vida. Su mayor preocupación es acabar el día con un beso más en su currículo. Ellos solitos enseñaron a Aira cómo se gana un centro del campo. Cuidaron el balón y llevaron el partido a su terreno, que no era otro que el de color grana. Y paso a paso, como si de un baile se tratase, los béticos hicieron desaparecer a un Real Murcia sin sangre, sin testosterona y, lo peor, sin un objetivo claro.

Solo la cabezonería de Chavero, que no desesperó pese a la soledad que había a su alrededor, y las ganas de agradar de Sergio García, que en noventa minutos se autoproclamó titular, intentaban conectar con la última ocurrencia de Aira, que si la semana pasada decía que Isi y Arturo eran los jugadores más en forma, en esta ocasión cambiaba de idea para dar la alternativa a un esquema con dos delanteros (Carlos Álvarez y Gorka Azkorra). Todo para solucionar el gran problema que según el leonés tiene el Murcia, el de la falta de pegada. Porque parece que al centro del campo Aira directamente no mira.

Donde si tuvo que mirar el de Ponferrada fue al área defendida por Fernando cuando Francis, aprovechando una jugada en la que hubo de todo incluida una mano del colegiado, se plantó solo delante del meta murcianista. Al canterano, a diferencia de ocasiones anteriores, no le temblaron las piernas. Se mantuvo firme, miró a los ojos al extremo bético y con todo su cuerpo sacó un balón cuando el público ya se tapaba los ojos para no ver el 0-1 en el marcador. Era el minuto 17 y los cimientos de Nueva Condomina, que ya habían empezado a encogerse un poco antes cuando Fernando iniciaba su calentamiento con una parada ante Rayco (8'), empezaban a temblar, lamentando posiblemente que los suyos no vistieran de verdiblanco.

Ni los sustos llevaron al Real Murcia a despertar. Chavero, el elegido para capitanear la nave, solo veía tiburones a su alrededor. Amigos pocos o ninguno. Armando le estorba más que le ayuda y Carlos Álvarez y Azkorra quedaban muy lejos. Como en otra isla. Y los granas más que en lancha andan en patera. La única diferencia respecto a partidos anteriores era la presencia de Sergio García. Sabedor de las dos torres que había arriba, el cántabro no paró de meter balones al área bética en busca de sus compañeros, aunque la mayoría de esos centros no encontraron rematador. Menos presencia tuvo Javi López en la derecha, banda donde ayer si se dejó notar para bien José Ruiz, mucho más seguro en defensa y más valiente a la hora de atacar. La comodidad del valenciano fue a más conforme transcurrieron los minutos.

Visto lo visto, y sin un tiro destacado entre los tres palos en los primeros cuarenta y cinco minutos, lo mejor que podía pasar era que el colegiado señalase el camino a los vestuarios. Un deseo del que muchos se arrepintieron cuando nada más comenzar la segunda parte el Betis B se salía con la suya y Sergio, a pase de Loren, solo tenía que empujar ante Fernando.

Si en ese momento José Manuel Aira hubiese tenido un móvil en su mano no habría dudado en regalarnos una de sus frases motivadoras.

«Para poder ver el arco iris, primero hay que soportar la tormenta», podría haber sido la elegida. Porque eso fue lo que pasó.

Del chaparrón se pasó a la esperanza, y de la esperanza al despelote. Las primeras bandas de colores en el cielo de Nueva Condomina aparecieron cuatro minutos después del tanto de Loren. Un córner sacado por Sergio García encontró justo en el lugar y en el momento oportuno la cabeza de Gorka Azkorra. El vasco, que presumió de altura, ya que no tuvo ni que saltar, remataba al fondo de las mallas y borraba de un plumazo todas las dudas que se venían acumulando desde hace ya varias semanas.

Conseguido lo más difícil, y con Isi en el terreno de juego desde el minuto 52 -uno después del gol del Betis B-, el Real Murcia se remangó para asustar a los jóvenes cachorros béticos y para dar la primera alegría a su afición. El canterano, Carlos Álvarez, Chavero y posteriormente Arturo se irían sumando al equipo de cazafantasmas iniciado por Azkorra y Sergio García. Incluso Pumar estuvo más inspirado que de costumbre. En el minuto 59, Carlos Álvarez daría la vuelta al marcador. Y, para evitar cualquier tipo de sufrimiento en los minutos finales, Arturo aprovechaba una pena máxima para poner el 3-1 y para hundir a un rival que encima se quedaba con diez por la expulsión de José Carlos.

Estaba el Murcia tan necesitado de buenas noticias que los jugadores cada vez se sentían más cómodos. El más beneficiado era Carlos Álvarez, que de repente vio como a su alrededor, como en el milagro de los panes y los peces, los balones se multiplicaban. En el 76 no aprovechaba una buena jugada de Isi y en el minuto 84 le podía la presión a la hora de resolver un mano a mano. Pero pocos hoy se acordarán de las ocasiones falladas como tampoco lo harán de la pobre imagen ofrecida en la primera parte. Todo eso queda ya en el olvido. O en las aspiradoras de los cazafantasmas granas.