La gente no cambia. Julio Velázquez fue despedido el martes por la noche como entrenador del Betis y, al igual que hizo antes de finalizar su etapa como técnico del Real Murcia, se marchó sin dar la cara después de cuatro meses en los que los malos resultados, la pobre imagen del equipo y una grada que le tomó la matrícula desde el primer minuto terminaron por condenar al salmantino.

«Me gustaría agradecer a los futbolistas su compromiso, profesionalidad y predisposición en todo momento para sumar y crecer de manera conjunta. Agradecer al cuerpo técnico, auxiliares y personal del Club su implicación en el día a día y sus ganas de aportar para hacer el camino más grato. Agradecer al mayor activo de este Club: su afición? la riqueza personal y profesional que me ha proporcionado a través de su exigencia y pasión. Siento estos momentos como parte del proceso. Me hubiera encantado terminar la temporada y vivir lo que significa ascender con este gran Club. Desde la distancia os desearé lo mejor». Con estos dos párrafos se despedía mediante la web oficial del club verdiblanco un Julio Velázquez que, después de firmar dos temporadas a razón de 400.000 euros por cada una, se va a llevar una indemnización cercana al millón de euros cuando estampe su firma y finiquite su relación con la entidad heliopolitana.

Desde el día que le realizó un mal gesto a un periodista en sala de prensa, Velázquez ha comprobado en sus propias carnes que la prensa de Murcia era 'buena' en comparación con las feroces críticas que han terminado llevándose por delante a un entrenador que, tras fracasar en dos banquillos importantes como son los del Villarreal y el Betis, ya veremos si vuelve a tener alguna oportunidad de cierta envergadura. Aunque algunos jugadores del Betis hayan salido públicamente para respaldar al salmantino, lo cierto es que Velázquez, al igual que en Nueva Condomina, no ha conseguido despertar ninguna simpatía entre sus trabajadores, lo que también ha resultado clave para que se terminara concretando su salida.

Cosas de la vida, el que sigue en el organigrama del Betis es el manchego José Luis 'Chuti' Molina, quien abandonó al Murcia tras conocerse el descenso administrativo a Segunda B después de sonoros fracasos en sus tres cursos al frente de la parcela de los fichajes. A Chuti Molina lo llamaron el martes por la noche para que acudiera a las oficinas del Betis y en menos de una hora ya le dejaron claro lo que iba a contar su opinión. No pudo garantizar el puesto del hombre que lo rescató para el Betis y quién sabe si no montó algún numerito de los que acostumbraba montar en Murcia.

En Sevilla, Julio Velázquez ha pasado a la historia y, dentro de poco caerá en el olvido, ya que ayer trascendió que el Betis está negociando con Pepe Mel un hipotético regreso, pero que también mantiene contactos con Lorenzo Serra Ferrer.