Un concierto de swing en un puerto deportivo al que se accede en un ferry atravesando una gran laguna. La oferta no podía ser más tentadora y exótica, ni el acierto más pleno. El padrino del swing, Ray Gelato, pasó por aquí. Elegantes trajes a la moda de los años 40 y 50, actitud y estilo al gusto italo-americano de la época en Nueva York. Evocando con su voz la era de los grandes crooners, Gelato tiene una enorme presencia escénica, unida a su jovial bonhomía.

Respaldado por su banda, los Enforcers, ofreció un homenaje a un puñado de grandes -Fats Waller, Cab Calloway y Louis Prima entre ellos- tocando standards con toda la convicción de un fan acérrimo y el deleite de un músico experimentado, aunque su tono de voz está más cerca de la inmediatez de club nocturno que de la sofisticación de un Louis Prima o un Tony Bennett. Lo cierto es que para ser una banda pequeña, The Enforcers causaron un gran impacto.

Inglés de ascendencia italoamericana, Ray Gelato ha visto pasar modas swing, ha sido adoptado por la tribu rockabilly, es aceptado en Italia e incluso rozó el éxito global cuando, allá por el 98, coló una versión del Tu vuo'fa l'americano? de Renato Carosone en un anuncio de tv.

Ray Gelato mantiene la tradición de los grandes showman del jazz de los años 40 y 50, interpretando arreglos originales sobre composiciones de la era del swing. Su desbordante espectáculo devuelve al jazz sus componentes de humor y entretenimiento. El amplio sonido de su saxo tenor, basado en los de Ike Quebec e Illinois Jacquet, unido a su estilo como cantante (influido por Louis Prima y Louis Armstrong) y a sus habilidades como showman lo convierten en uno de los principales estandartes de la música swing en nuestros días.

A pesar de su sentido del humor de entretenedor nocturno y de su estética de mafioso, Gelato no se queda en la caricatura. Como Elvis, ama la canción napolitana, pero a él le priva el jazz americano, el que discurre sobre raíles swing. Una música lúdica que Ray asimila cual nuevo Louis Prima.

Asistir a un concierto de Ray Gelato es como sumergirse en una película de los años 40 (en cualquier momento esperas que Dean Martin pase a tu lado). Es un entertainer (en el estricto sentido de la palabra), pero es además un buen saxofonista de swing, y sus conciertos son tan divertidos como enérgicos.

Aqui vino con un formato reducido: Gunther Kurmayr al piano, que hace las veces de director musical, Ivan Kovacevic al contrabajo -con camisa de cuellos anchos y el pelo engominado, parece sacado de una película de Guy Ritchie-, y en la batería Martí Elías, con una pegada rítmica imprescindible para poder mantener la cadencia deseada. Pero el saxo es el máximo protagonista, y la voz del simpático Gelato enamora a cada canción.

Hubo homenajes con mucho swing (Five guys named Moe y Around the block sonaron a todo trapo) sin olvidar el blues (Birth of the blues) y mucho sabor italiano. El ritmo era trepidante y los pies se iban solos. Al final todo el mundo terminó poseído por el swing. En Lonerome Road hasta se marcó unos bailes, girando sobre sí mismo en el pequeño escenario. También se acordó de Count Basie (Daggin' Around) en la que Kurmayr se lució, y cantó C'est si bon, que hiciera célebre Louis Amstrong.

Ni que decir tiene que Ray se guardó algunos momentos estelares para lucirse con su saxo tenor. Es en ese momento cuando se descubre un músico completo, entregado y eficaz, de los que quedan ya muy pocos Tu Vuo' Fa' L'Americano, compuesta por el cantante de swing y jazz Renato Carosone, fue otro ejemplo del buen hacer de Ray y la banda. Una canción tan famosa necesita frescura y pasión. La interpretación fue soberbia. Otra gema de Louis Prima, Just a Gigolo, llevó a la despedida

La suya es una propuesta eminentemente lúdica y dirigida a todos aquellos que quieren disfrutar de la música sin prejuicios. Y sí, Ray es director de orquesta, showman, vocalista... Dejó claro lo mucho que trabajaban los cantantes de los años 50 y lo mucho que suda él. Y esa noche hacía calor: se remangó la camisa y dejó ver los tatuajes de su brazo.

En las recetas del swing, el legado de Louis Prima sigue siendo un ingrediente principal. Compacta pero versátil, la bien entrenada banda hizo que el público recordara a artistas y canciones, y ofreció su mejor y más contagioso swing. ¿Qué más se puede pedir?