­Cajamar ha trasladado ya su sede central a la plaza del Romea. La cooperativa de crédito mostró ayer a las cámaras el interior del palacio González Campuzano, adquirido a la Comunidad Autónoma en 2012, que ha rehabilitado y adaptado para instalar sus servicios centrales y su dirección territorial, situados hasta ahora en la plaza Fuensanta. El palacio, que se encuentra frente al teatro Romea y cuenta con una superficie de 2.700 metros cuadrados, alberga también el centro de formación destinado al reciclaje del personal de las oficinas.

La entidad ocupa el palacio del siglo XVIII que había pertenecido al Banco Hipotecario y después a la Comunidad Autónoma, que lo convirtió en la sede de la consejería de Turismo. La planta baja del edificio, que tiene cuatro alturas, se ha transformado en un salón de actos destinado a acoger eventos culturales. Según indicaron el subdirector general y director de Negocio de Cajamar, Bartolomé Viúdez, y el director territorial de la entidad, Jesús López, la sala «está a disposición de la sociedad murciana. Pretendemos devolver a la Región parte de lo que la sociedad murciana nos ha dado», aseguraron. Recordaron que Cajamar es fruto de la fusión de cajas almerienses y murcianas, que tienen su primer antecedente en la Caja Rural de Pozo Estrecho, creada en 1900, según contó Jesús López. «Son más de cien años de historia en la Región», precisó. «Por eso nos gusta decir que aquí empezó todo», aseguró Bartolomé Viúdez. La única condición que ponen los nuevos propietarios a los posibles usuarios es que no realicen ningún tipo de actividad comercial.

Cajamar ha invertido 14 millones en la compra del inmueble -vendido por el Gobierno para reducir su déficit- y la remodelación, según explicó el director de Infraestructuras de la entidad, Manuel Giménez.

El responsable de Infraestructuras explicó que el proyecto de rehabilitación ha tratado de recuperar los espacios interiores del palacio, que la anterior remodelación -destinada a la consejería de Turismo- había estirado al máximo para aprovechar los metros cuadrados disponibles. El objetivo ha sido eliminar paredes y habilitar grandes salas diáfanas.

El arquitecto responsable de la remodelación, Armando Fornés, apuntó que «había elementos que sobraban», en «un palacio que se mete dentro de la Plaza».