Dos hombres de unos 25 años de edad asaltaron una casa de la diputación cartagenera de Pozo Estrecho el martes a las 21 horas. En el interior de la vivienda de planta baja se encontraban dos hermanos varones de 45 y 58 años. Ambos viven bajo el mismo techo en la calle San Antón junto al hijo menor de uno de ellos, que tiene 13 años y no estaba allí cuando ocurrió el percance porque estaba entrenando.

Los asaltantes irrumpieron por la misma puerta y sólo les bastó llamar al timbre para que el propietario les abriera. «Ni siquiera miré, pensé que por la hora que era sería mi hijo el que llamaba tras venir de jugar al fútbol», lamentó una de las víctimas. El progenitor, de 58 años, llegó a forcejear en la puerta con los presuntos ladrones. «Uno de ellos era español y muy alto. Sin embargo, el más violento de ellos, era latino o colombiano y medía poco más de metro y medio», recordaba el asaltado. Él y su hermano fueron amordazados y maniatados con bridas en uno de los dormitorios mientras los 'cacos' registraban cada uno de los rincones de su vivienda en busca de joyas y dinero.

De este modo, los moradores sucumbían ante la fuerza de sus verdugos, quedando así su vida a merced de éstos durante los 15 largos minutos que duró el lance. De hecho, uno de los asaltantes les apuntaba con una pistola plateada para que le dijeran dónde tenían las cosas de valor. «Llegó a montar el cargador y decirnos que nos iba a meter una balita», aseguraba el inquilino a la par que comentaba aliviado que «pensaba que nos iban a pegar un tiro a mí o a mi hermano en cualquier momento». Los atracadores les hicieron pasar todo ese mal trago para llevarse únicamente 180 euros en metálico, un ordenador portátil, documentación, bolsas de deporte y una mochila escolar.

«No es un ajuste de cuentas»

El peor parado fue el padre del más jóven de la casa. «Llegué a forcejear con ellos en la entrada y me dieron un porrazo en el pómulo con la culata de la pistola y varios golpes en la cabeza y en el cuerpo». Este hombre de 58 años acabó siendo trasladado en ambulancia hasta el hospital Santa Lucía de Cartagena. Los asaltantes le provocaron varios hematomas, contusiones y tres pequeñas brechas de sangre en la cabeza, la más grande de ellas de 2,5 centímetros. Los médicos de Urgencias tuvieron que ponerle grapas para taparle la hemorragia. Tras lo sucedido, el herido sostuvo que «pese a que hace años tenía negocios en clubes de noche, esto no es un ajuste de cuentas».