La defensa de España no escapa a la fiebre de recortes que se ha desatado en el país y sus buques limitan la salidas a la mar al máximo y las que se hacen, tratan de evitar en la medida de lo posible la navegación en aguas internacionales, con el fin de ahorrarse el plus que por este concepto cobran las dotaciones de los barcos, una medida que también afecta a las unidades con base en Cartagena. La obsesión por ahorrar ha llegado al punto de que se han puesto sobre la mesa las bajas de buques como el Diana, la antigua corbeta de la 21 escuadrilla que se reconvirtió en buque de mando de la flotilla de medidas contra minas de la Armada, que tiene su base en el Arsenal. Fuentes próximas a la institución militar admitieron ayer que es algo que ya se ha planteado, algo que no resulta extraño si se tiene en cuenta que se trata de la segunda unidad de la serie de corbetas de la clase Descubierta, que tiene más de treinta años y que la primera de la serie se dio de baja hace casi tres años. No obstante, de momento, se descarta dar de baja la Diana, al menos hasta que se encuentre otro buque que pueda hacer de barco de mando de la flotilla de medidas contraminas. Además, su retirada impediría a la Armada cumplir su compromiso de ostentar el mando rotatorio de la flota de medidas contra minas de la OTAN. Por tanto, la Diana seguirá activa e incluso hará de buque de mando en los ejercicios Minex de desactivación de minas que se desarrollarán la próxima semana en Palma de Mallorca.

El resto de las corbetas de la clase Descubierta reconvertidas en patrulleros de altura también tienen demasiados años y se había programado su baja y, posterior, sustitución por los nuevos buques de acción marítima (BAM), de los que sólo se han construido cuatro unidades. La decisión del Gobierno de no acometer la construcción de una nueva serie, de momento, deja en el aire el programa de baja previsto para estos patrulleros, así como la reagrupación de las viejas corbetas de la 21 escuadrilla en Cartagena, ya que la construcción de los BAM iba a suponer el traslado de la Cazadora y la Vencedora de Las Palmas de Gran Canaria a Cartagena, donde tenían su base antes de ser transformadas en patrulleros.