Uno de los peores malos tratos que existen en el mundo animal y que cada vez son más frecuentes, es el del envenenamiento de los animales.

Colocar sustancias nocivas o tóxicas que supongan un veneno para los animales es constitutiva de un delito de riesgo, es decir, no precisa de un resultado concreto para su comisión. El mero hecho de colocar dicha sustancia en la vía pública ya implica la existencia del mismo.

Por otro lado, si además una persona o un animal resultara herido o, incluso, falleciera como consecuencia del mismo, estaríamos ante tipos delictivos mucho más severos, dependiendo de cada caso. Es fácil imaginar que la colocación de dichas sustancias puede llegar a ser tan grave que, fácilmente, un niño jugando podría metérselas en la boca y fallecer como consecuencia de ello.

Si aparecen animales muertos en algún parque o en algún sitio concreto, extreme las precauciones con su animal para evitar que pueda llegar a ingerirlo y avise inmediatamente a las autoridades. Si, además, localiza el lugar exacto en el que está depositada dicha sustancia, pida que los agentes de la autoridad lo retiren y custodien dicha sustancia para que, si llegado el caso, se localiza al responsable, la justicia pueda actuar sobre él. En cualquier caso, lo primero siempre es salvar la posibilidad de que otro animal pueda resultar también envenenado.

En este sentido y si se produce un envenenamiento, la policía de proximidad, es decir, la policía local, es esencial para delimitar la zona de riesgo y poder tomar las primeras medidas. Una que ayuda mucho es colocar carteles informativos en las zonas en las que aparecen animales muertos informando de la posibilidad de la existencia de veneno en las mismas. Con ello podemos avisar a las personas que acuden a pasear a sus animales por esa zona para que no los dejen sueltos. En este caso, la prevención es esencial para salvar sus vidas.