1.- El perro ha crecido demasiado y no lo puedo tener. De pequeño era muy guapo pero se ha puesto horrible. Cuídenlo bien que yo le quiero mucho.
Reflexión: hay amores que matan
2.- No es mía. La encontré hace tres años.
Reflexión: ¿cuánto tiempo tiene que pasar para considerar que un perro es tuyo?
3.- Tiene 15 años y es muy viejo.
Reflexión: ¿se habrá dado cuenta que un día él también será viejo?
4.- El niño ya no lo quiere.
Reflexión: los perros son de los padres, no de los hijos. Mal ejemplo dan abandonando un perro.
5.- Mi perra ha tenido crías. Me quedo la más bonita. El resto no las quiero.
Reflexión: la irresponsabilidad es motor de abandono.
6.- He vendido el chalet y el perro no me cabe en el piso. Además, no sé si habrá sido un error, pero he comprado un sofá y no quiero que se estropee.
Reflexión: el verdadero error es tener un perro teniendo tan pocos sentimientos.
7.- El médico me ha diagnosticado alergia.
Reflexión: todos los días salen alergias a muchas cosas, por ejemplo, al polen de las flores, pero no se puede vivir sin plantas. El equilibrio físico y mental conforma la salud. Abandonar a un animal rompe ese equilibrio.
8.- Estoy embarazada y no puedo tenerlo.
Reflexión: el embarazo es parte de la vida, no es una enfermedad.
9.- Mi mujer y yo nos hemos separado. Ella quiere el perro y yo también, así que para ninguno de los dos.
Pensamiento: el egoísmo es una enfermedad mortal. Nos aniquila como personas.
10.- La décima no tiene fin y puede ser cualquier variante de las anteriores o, incluso, la más extraña que puedan imaginarse. Solo les diré una cosa. Una vez conocí a una viuda que dejó a su perro porque creía que el espíritu de su marido se había apropiado de él. Tan real como difícilmente superable.