La prohibición de la caza del lobo ha desatado una auténtica locura entre los están a favor y en contra. Lo curioso es que ni están todos los que son, ni son todos los que están. Algunos conservacionistas también quieren que se les siga cazando.

Desde que el Ministerio de Transición Ecológica decidió proteger al lobo y prohibir su caza, la polémica no ha cesado. Los ganaderos y una parte de conservacionistas no están de acuerdo.

La posición de los primeros entra dentro de la lógica. Pese a que está demostrado que el daño que el lobo causa a la ganadería extensiva solo representa un 1% del total de los que sufre, es normal que el ser humano, como animal que también es, ante el ataque de estos sienta la necesidad de devolverles el golpe. La venganza forma parte de nuestras emociones erróneas. ¿Qué sentido tiene si no que, ante el ataque de una manada en Galicia, se pueda abatir a cualquier lobo que se mueva en Castilla León?

Siempre he defendido que se indemnice a los ganaderos por las dificultades que atraviesa su sector y se subvencione la búsqueda de medios que proteja al ganado de los peligros del monte. La tecnología actual permitiría hasta usar drones para ello. ¿Por qué no se hace? Por favor, apliquemos la mente y no las vísceras.

Lo que no entiendo es la posición de algunos conservacionistas a favor de la caza. Escucharles defenderla porque si no la «venganza» del mundo ganadero la pagará el lobo, hunde en la miseria al estado de derecho. Creo que el tema está mal planteado. Si, por alguna razón, lo que se necesita es controlar el número de individuos, hay fórmulas éticas sin necesidad de cazarlos.

Por eso, es como si con respecto al lobo un estado esquizofrénico se hubiera apoderado de todos. El mejor ejemplo lo representa la posición de la junta de Andalucía. El gobierno andaluz destina anualmente un millón y medio de euros para la conservación y protección del lobo y, por supuesto, prohíbe su caza. Sin embargo, a la hora de votar en la comisión correspondiente si los lobos se incluían en el catálogo de especies protegidas y se prohibía su caza, van y votan a favor de que se sigan cazando. ¿Sobra el dinero o es cosa de locos?