La mayoría de países de Asia y América permiten legalmente la realización de la misma. China y Estados Unidos son dos buenos exponentes en los que no sólo se realiza con frecuencia, sino que cada vez es más habitual su demanda.

En China se llega incluso a sedar a los animales a pie de calle y se les opera sobre la misma acera. En Estados Unidos, por el contrario, la demanda viene de las urbanizaciones más lujosas. Allí es tan importante no generar problemas entre vecinos que, para evitar ladridos, acuden a la cirugía.

Mientras tanto, otros países como Reino Unido, donde están terminante prohibidas, realizan auténticas cruzadas contra las mismas por entender que, como es lógico, se trata de un maltrato.

En España, a la espera de que llegue la famosa ley nacional de protección animal que unifique toda la normativa vigente, salvo que forme parte de un tratamiento terapéutico, se considera una práctica prohibida. En realidad, va por comunidades autónomas. Unas lo prohíben claramente mientras que, en otras, hay que recurrir a la interpretación de la ley. En esos casos, lo mejor es explicar a las autoridades llegado el momento que, al extirparles las cuerdas vocales, se les causa un daño irreparable que no sólo afecta a lo que es su medio natural de comunicación para expresar estados anímicos y emociones sino que, además, les desestructura psicológicamente provocando desequilibrios en su comportamiento.

Afortunadamente, existen métodos para evitar el ladrido que ni son tan agresivos ni resultan irreversibles. Por ejemplo, los collares antiladridos que expulsan olores o producen ruidos cuando el animal ladra. Gracias a ellos, el animal asocia ladrar a un estímulo negativo, lo que desactiva sus ganas de hacerlo.

Por eso, la excusa dada por el propietario de los 98 perros de Granada diciendo que cortó las cuerdas vocales a 34 para que no molestaran, es sólo eso, una excusa. Ahora, tendrá que explicar al juez por qué mantenía a todos en tan malas condiciones y cómo, sin ser veterinario, les operaba. Si la condena es justa, sin duda, será ejemplar.