Vulcanología

Los Fuegos de Reykjanes crepitan de nuevo

Las erupciones en esta región de Islandia tienen una tendencia cíclica que se repite aproximadamente cada mil años

Perspectiva aérea de la erupción del 14 de enero a las puertas de Grindavik.

Perspectiva aérea de la erupción del 14 de enero a las puertas de Grindavik. / Guardia costera de Islandia.

Héctor Sacristán, divulgador científico especializado en vulcanología

Un vulcanismo especial emerge en Islandia, uno de los pocos lugares de la Tierra donde una dorsal oceánica emerge sobre la superficie marina. Tiene dos sistemas de fisuras activos: uno de ellos produce erupciones más violentas y de corta duración que amenazan a la pequeña ciudad de Grindavik. Es el que ha provocado el sobresalto del 14 de enero.

Estos últimos años Islandia está dando mucho de qué hablar en el mundo de la vulcanología. 2021, 2022, 2023, y 2024. Estos últimos cuatro años, todos y cada uno de ellos han tenido erupciones volcánicas en la Península de Reykjanes de Islandia. Dos de ellas se han producido en el 2023, además de otras crisis volcánicas que no culminaron en erupción. La última de ellas empezó el 14 de enero de 2024, y por primera vez amenaza seriamente zonas pobladas. ¿A qué se debe esta maldita racha que se ceba en esta zona?

En realidad, se sabe que las erupciones en esta región tienen una tendencia cíclica que se repite aproximadamente cada mil años. Los estudios científicos combinados con escasos textos históricos previos indican periodos de actividad volcánica 1000 y 2000 años atrás. Durante estos ciclos múltiples volcanes entraron en erupción, cada uno de ellos varias veces, en la Península de Reykjanes. En el 2020 un resurgimiento magmático se extendió en la región, con abundantes terremotos y creciente levantamiento del terreno: es aquí cuando empezó a romperse un sueño de siglos que reinaba en los volcanes de la región. Despertaron de su aparente letargo.

Vulcanismo diferente

Este vulcanismo ha sido diferente al que estamos acostumbrados. Los volcanes más famosos son aquellos cónicos y elevados como el Vesubio en Italia, el Monte Fuji de Japón, o nuestro volcán Teide. Se caracterizan por ser cónicos y tener una boca central de donde provienen erupciones explosivas y flujos de lava y además de producir probables bocas secundarias. Muestran una montaña majestuosa fácilmente identificable, diferenciable en el paisaje.

Sin embargo, con el tiempo la vulcanología se ha ido encontrando con volcanes más raros de clasificar y diferenciar. En Islandia ha aparecido este problema bajo la forma de una confusión de nombres, denominaciones (como si sus nombres no fueran ya lo suficientemente complicados). Es decir, viene pasando que no se sabe con precisión qué volcán está haciendo erupción o cómo llamarlo.

El problema radica en que, lejos de ser montañas majestuosas, los volcanes de Islandia son fisuras sutiles en el terreno que se extienden a lo largo de kilómetros o decenas de kilómetros, pero se nos muestran llanos vistos desde el suelo. Y es que Islandia es uno de los pocos lugares de la Tierra donde una dorsal oceánica emerge sobre la superficie marina.

Dorsales partidos

Las dorsales son lugares en donde la Tierra se parte en dos y emerge magma a la superficie. En estos puntos las placas tectónicas se están separando de forma lenta pero imparable, una enorme fuerza que lentamente desplaza continentes enteros. En estos puntos el magma se encarga generar nueva roca que pasa a formar el subsuelo de los océanos del planeta.

En Islandia las erupciones ocurren cuando el magma se abre camino a través de la roca, como una espada gigante, procedente de la profundidad de la cámara magmática, de dimensiones de un metro de anchura y unos varios kilómetros de altura y de longitud, más larga que alta. Es una espada de magma bajo tierra, en horizontal, muy fina de grosor.

Esta espada magmática subterránea, conocida como dique, se solidifica y luego se forma otra y otra más con el tiempo. Y así gradualmente se construye la corteza oceánica, capa de roca magmática que subyace los océanos con unos 5 kilómetros de espesor o más. Durante este proceso, parte del magma alcanza la superficie en forma de lava y genera un recubrimiento de la misma: esta es la parte más espectacular que infunde tanto asombro como miedo ante la furia de la Tierra.

Instantánea de la erupción iniciada el 18 de diciembre de 2023

Instantánea de la erupción iniciada el 18 de diciembre de 2023 / Agencia Meteorológica de Islandia.

Dos sistemas activos

Desde 2021 Islandia tiene dos sistemas de fisuras activos, ambos parecen haber tenido una actividad prehistórica previa. Primero el conocido como Fagradalsfjall que produjo erupciones débiles y duraderas de gran atractivo turístico en 2021, 2022, y 2023.

En este caso las bocas volcánicas se abrieron a través de antiguas cadenas volcánicas subglaciales que datan de la última glaciación, mostrando una posible reactivación de un sistema previo. El segundo sistema de fisuras que se ha activado produce erupciones más violentas y de corta duración que amenazan a una planta geotérmica, unos baños termales y a la pequeña ciudad de Grindavik: pasando este ciclo eruptivo, en un abrir y cerrar de ojos, de bendición turística a desastrosa maldición que se repite. El sistema se activó en el último noviembre y desarrolló un dique, una gran espada magmática, que abrió casi 20 kilómetros del borde de placa.

Malos momentos

No hizo erupción entonces, se solidificó, pero Grindavik vivió malos momentos cuando la tierra se sacudía cada uno o dos segundos y se abrían enormes grietas y socavones en las calles y campos de la ciudad, causando destrozos varios. Por si no fuera poco otros dos diques magmáticos se han sucedido en diciembre y enero, ambos han hecho erupción.

La erupción de diciembre presentó una cortina de fuego espectacular donde fisuras volcánicas se abrieron a lo largo del paisaje, lanzando lava a alturas de metros y decenas de metros, e incluso más de 100 en algunos casos: una brillante muralla de fuentes de lava de unos tres o cuatro kilómetros de longitud, que por suerte se mantuvo alejada de las zonas pobladas.

14 de enero

La erupción del 14 de enero de 2024 está siendo más pequeña, pero ha tenido la mala suerte para la población de surgir justo frente a Grindavik. Un muro protector erigido en las últimas semanas ha cumplido su función desviando la mayor parte del flujo de lava alrededor de la ciudad, pero una pequeña fisura eruptiva se ha abierto dentro del perímetro del muro y alguna casa ha caído en llamas.

La erupción continúa a medida que se aproxima la noche tras un breve día de invierno en Islandia. Los fuegos danzantes y verdes auroras boreales iluminarán la noche próxima en una ciudad vacía, evacuada ante el peligro inminente. Con un poco de suerte la erupción podría cesar pronto, pero esto es algo que no se puede predecir con exactitud, y aún queda por ver si la fisura no se vuelve a abrir en un futuro próximo como ya ha hecho tres veces en tres meses.