Los políticos viven hasta 7 años más que los demás ciudadanos, no solo porque ganan mucho más que la media de sus electores, sino también por las mejores atenciones médicas y estilo de vida. Incluso se estresan menos que cuando no había TV ni redes sociales.

Un estudio realizado en la Universidad de Oxford, que analizó la vida de 57.500 políticos de 11 países, descubrió que este grupo de personas vive más tiempo que los ciudadanos que los eligen.

El estudio recopiló información sobre políticos de Australia, Austria, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, que habían ejercido sus funciones públicas entre 1816 (Francia) y 2017.

Utilizó datos disponibles en cada país entre 1945 y 2014 y comprobó que la proporción de mujeres políticas osciló entre el 3 % (Francia y EE. UU.) y el 21 % (Alemania) en el periodo analizado. Del total de políticos estudiados, 40.637 ya habían muerto en el momento del estudio.

Cada político fue comparado según su país, edad y género, con los datos de mortalidad de la sección equivalente de la población nacional para ese período de tiempo.

A continuación, los investigadores compararon la cantidad de muertes entre los políticos de cada año, con la cantidad de fallecimientos esperados, en función de las tasas de mortalidad de la población.

Los investigadores también calcularon la diferencia en la esperanza de vida restante a la edad de 45 años entre los políticos y la población en general, para cada período consecutivo de 10 años.

Resultados principales

Lo primero que constataron los investigadores es que, para casi todos los países analizados, los políticos tenían tasas de mortalidad similares a las de la población general a fines del siglo XIX y principios del XX.

Sin embargo, a lo largo del siglo XX, las diferencias en las tasas de mortalidad se ampliaron significativamente en todos los países, de modo que los políticos alcanzaron una ventaja de supervivencia cada vez mayor sobre la población en general.

También apreciaron una variación considerable entre países, en relación con el alcance de esta ventaja de supervivencia.

En los últimos años, por ejemplo, mientras que en Italia un ciudadano medio tenía 2,2 veces más probabilidades de morir en el próximo año que un político de la misma edad y sexo, en Nueva Zelanda tenía solo 1,2 veces más probabilidades.

En varios países, la ventaja de supervivencia de los políticos se ha situado en su nivel más alto durante los últimos 150 años, similar a la que se vio a mediados del siglo XIX.

La diferencia en la esperanza de vida a los 45 años entre los políticos y la población en general, también aumentó significativamente durante la segunda mitad del siglo XX, constatan los investigadores.

Y concluyen que, actualmente, las diferencias en la esperanza de vida oscilan entre los 3 años en Suiza y los 7 años en EE. UU.

Explicaciones dudosas

Generalmente se interpreta que estas diferencias en la esperanza de vida pueden deberse a que los políticos suelen ganar salarios muy por encima del nivel medio de la población.

Por ejemplo, en el Reino Unido el salario base de un diputado es de unos 97.000 euros (84.144 libras esterlinas), frente a los 51.000 euros de media de la población británica.

En el caso de España, país que no formó parte del estudio, el salario medio de un diputado puede llegar a los 70.000 euros brutos anuales, frente al salario medio nacional de 24.000 euros anuales, o el de un ingeniero, que ronda los 30.000 euros al año.

Sin embargo, los investigadores de Oxford piensan que estas notables diferencias salariales no son suficientes para explicar la mayor esperanza de vida de los políticos respecto a los demás ciudadanos.

Señalan al respecto que la desigualdad de los ingresos entre políticos y ciudadanos, medida por la proporción del ingreso total perteneciente a los más ricos de la sociedad, comenzó a aumentar en la década de 1980.

Diversos factores

Sin embargo, las diferencias en la esperanza de vida entre políticos y ciudadanos comenzaron a ampliarse mucho antes de la década de 1940.

Por eso piensan que la ventaja de supervivencia de los políticos se debe a diversos factores, además de a la diferencia salarial. Señalan como probables las diferencias que existen en atención médica y factores de estilo de vida, como el tabaquismo o la dieta.

A título de ejemplo, señalan que las tasas de tabaquismo disminuyeron más rápido entre los políticos que entre el público en general, lo que explicaría en parte la aparición de brechas en la esperanza de vida entre políticos y ciudadanos en muchos países después de 1950.

Destacan al respecto que la disponibilidad de terapias mejoradas para las condiciones médicas que probablemente afecten a los políticos (en particular, las enfermedades cardiovasculares) también puede desempeñar un papel.

Señalan, por ejemplo, que tanto el presidente Franklin Roosevelt como el primer ministro Winston Churchill, sufrieron hipertensión y finalmente murieron de un derrame cerebral.

Sin embargo, aclaran los investigadores, desde que los medicamentos antihipertensivos estuvieron ampliamente disponibles en la década de 1960, el riesgo de muerte por enfermedades circulatorias ha disminuido significativamente, tanto en la sociedad como en la clase política.

Por último, apuntan a un posible factor añadido de longevidad: las nuevas tecnologías han ahorrado mucho estrés a los políticos, ya que consiguen, a través de la televisión y de las redes sociales, comunicarse con los ciudadanos sin el desgaste que suponían estas campañas en el pasado.

Referencia

The comparative mortality of an elite group in the long run of history: an observational analysis of politicians from 11 countries. Philip M. Clarke et al. European Journal of Epidemiology (2022). DOI: https://doi.org/10.1007/s10654-022-00885-2