Tribunales

La mujer de Dani Alves, la modelo Joana Sanz, declarará en el juicio a propuesta de la defensa

Será una de la treintena de testigos que desfilarán durante tres días ante el tribunal de la Audiencia de Barcelona que deberá dictar sentencia

Dani Alves y Joana Sanz an una imagen de archivo.

Dani Alves y Joana Sanz an una imagen de archivo. / EP

J. G. Albalat

La mujer de Dani Alves, la modelo Joana Sanz, declarará en el juicio que se celebra desde este lunes, 5 de febrero, contra el exjugador del FC Barcelona por la presunta agresión sexual a una joven de 23 años en la discoteca Sutton de la capital catalana en la noche del 30 al 31 de diciembre del 2022, según fuentes judiciales consultadas por El Periódico de Cataluña, del grupo Prensa Ibérica. La actual pareja sentimental del exfutbolista brasileño fue a visitarlo en varias ocasiones a la prisión. De hecho, a pesar de que anunció su intención de divorciarse y con este fin llegó a contactar con una abogada, de momento no ha iniciado los trámites.

Sanz fue propuesta por la defensa de Dani Alves para que declarase en el juicio como testigo. Será una de la treintena de testigos que desfilarán durante tres días ante el tribunal de la Audiencia de Barcelona que deberá dictar sentencia. De entrada, el exjugador se enfrenta a una petición del fiscal de 9 años de prisión por un delito de agresión sexual con penetración (violación). La acusación particular, ejercida por la abogada Ester García en nombre de la víctima, reclama la pena máxima por este delito: 12 años. Y la abogada del deportista, Inés Guardiola, mantiene que es inocente, por lo que solicita la absolución, aunque, en su escrito, según las fuentes consultadas, detalla diversas alternativas para argumentar la exculpación.

El primer día de juicio, este lunes, se dedicará a cuestiones previas y es de suponer que la defensa planteará un grueso de ellas. Este mismo día se sabrá si Alves declarará entonces o la última jornada, una norma cada día más habitual en las vistas. Tras ello comparecerán testigos, entre los cuales estará la víctima, la prima y la amiga que le acompañaron a la discoteca, y los mossos que llevaron la investigación, entre otros. También está citada la madre de la víctima.

En la discoteca

Los hechos se remontan al 30 de diciembre del año pasado, cuando el exfutbolista voló a Barcelona. Ese día llamó a su amigo Bruno y quedaron para cenar. Encargaron mesa en un restaurante y después acudieron a la discoteca Sutton, en la calle de Tuset. Se sentaron en una mesa del reservado denominado Moët, la cual tiene acceso a una ‘suite’ sin cámaras y que cuenta con un gran sofá, un televisor y una nevera. En el pasillo que comunica una estancia con otra a través de una escalera, y justo a la entrada del mismo, hay un baño minúsculo.

Sobre las dos de esa madrugada, la víctima, acompañada de su prima y una amiga, entró en la discoteca. Se dirigieron a la sala central y, después, accedieron a la zona reservada. Al cabo de unos minutos, Alves, que era cliente habitual de la discoteca, invitó al grupo a una copa (primero rechazada) con ellos. La víctima asegura que no sabía quién era el procesado.

Activación del protocolo

Durante unos minutos estuvieron los cinco bailando y hablando, si bien Alves se acercaba cada vez más a la víctima y la abrazaba, según la acusación. En dos ocasiones, le cogió la mano y se la rozó con el pene, por lo que la joven la apartó rápidamente, incide. Al cabo de unos minutos, el futbolista se dirigió a la puerta del pasillo que comunica con la Suite y accedió a su interior. Desde allí indicó a la joven que se acercara.

Ella pensó que era otra zona VIP, pero el jugador la introdujo en el pequeño aseo y cerró la puerta. Al verse en ese cubículo, la mujer pidió a Alves, siempre según la tesis incriminatoria, que la dejara salir. El exfutbolista la agarró de la cintura, la sentó encima de él y la tiró al suelo, intentando que le hiciera una felación. La mujer se resistió y él le propinó varias bofetadas en la cara. Ante esta negativa, el deportista la levantó del suelo, la colocó inclinada sobre el retrete y la agredió sexualmente. La discoteca puso en marcha el protocolo de actuación de agresiones sexuales tras explicar la víctima a unos empleados lo que había sucedido.