Los policías nacionales Pablo y Vicente iban de paisano, en un coche camuflado, por la zona de Los Dolores, en Murcia. “Estábamos buscando a un fugitivo”, comentan a La Opinión, “cuando vimos las llamas, el humo y a una familia que estaba en el balcón, pidiendo auxilio. Y nos acercamos lo más rápido posible”. Los dos agentes rescataron a cuatro personas de morir abrasadas en el incendio de una vivienda de dos plantas, en el número 13 de la calle Herederos de la citada población. Lo hicieron ellos, porque llegaron los primeros, con la ayuda de “un vecino que apareció y nos facilitó la escalera a posteriori” y con la dificultad de que los atrapados en la casa en llamas “no entendían muy bien el castellano”, aunque al poco aparecieron los bomberos, que sofocaron las llamas y también rescataron a los moradores de la casa. Un trabajo en equipo entre héroes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Eran tres los vecinos que pedían socorro desde el balcón cuando los escucharon los policías: una pareja y su nieta, menor de edad. “La puerta estaba cerrada, la abrimos de una patada”, rememora Pablo, a lo que añade que entonces “accedimos a la primera planta de la vivienda, donde estaban cayendo cascotes, ardiendo la vivienda entera, llena de humo, no veíamos bien...”

“Salvamos primero a la niña: ellos estaban muy nerviosos, la soltaron, la cogimos al vuelo”

“Pasó muy rápido todo”, apunta el policía, al tiempo que explica que “al no poder acceder, bajamos y buscamos otra vía de acceso, para poder sacarlos”. “Acercamos nuestro coche, el vehículo de paisano, pero se quedaba todavía muy alto para poder bajar”, manifiesta, hasta que “un vecino acercó una escalera rápidamente, la pegamos contra la pared, pero la vivienda era muy alta y no llegaba la escalera”.

“Salvamos primero a la niña: ellos estaban muy nerviosos, la soltaron, la cogimos al vuelo”, recuerda el policía, que precisa que “el incendio se propagó rápidamente, los vecinos decían que había sido un cortocircuito”. 

Cuando pusieron a salvo al matrimonio y a la niña se enteraron de que “había una cuarta persona dentro de la vivienda”. Había que actuar deprisa, por lo que “nos fuimos por la parte trasera, donde hay un patio; y, entre el humo y las llamas, vimos a una mujer en avanzado estado de gestación pidiendo auxilio”. A la hora de rescatarla, “la escalera tampoco llegaba”, aunque “a través de la vivienda contigua, pudo bajar”. Además de los dos agentes de paisano, catorce bomberos (en tres vehículos) se movilizaron al lugar a sofocar el incendio, donde también se desplazaron agentes de la Policía Local. 

No están acostumbrados Vicente y Pablo a rescatar personas, porque ellos trabajan en el ámbito judicial. Tras lo que vivieron, “ni mi compañero ni yo hemos dormido”, admite Pablo, que reconoce que “nunca” se han visto en una coyuntura similar, ya que habitualmente “nosotros desempeñamos otras funciones”. “No dudamos en ningún instante en entrar a salvar a la familia de entre las llamas”, sentenció.

La peor parte del suceso se la llevó el hombre, de 54 años, puesto que “hizo un poco de parapeto para proteger al resto de la familia” y sufrió quemaduras en la espalda, además de inhalar humo. Fue llevado al Virgen de la Arrixaca. En cuanto a la embarazada, de 37 años, también tragó humo y fue trasladada al Reina Sofía, para un examen médico en profundidad que corroborase que tanto ella como su hijo están bien.

“Ahora, pensándolo fríamente, estamos bastante satisfechos”, afirma Pablo, “si no llegamos a estar cerca, no se como habría acabado la cosa”.