La noche no terminó como esperaba. Tras trabajar más de cinco horas en el chiringuito de su cofradía, la del Santísimo Cristo del Perdón, Paso Morado, José Miguel Millán Carrillo y su pareja regresaban a casa. Abandonaron el recinto ferial del Huerto de la Rueda y se dirigieron a su vehículo que habían aparcado en las inmediaciones del Quiosco Sevilla. “Cuando estábamos llegando oímos que sonaba la alarma de un coche. Nos pareció que sonaba igual que la nuestra y aceleramos el paso. Cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que se trataba del nuestro”, ha relatado este lunes el joven en declaraciones a LA OPINIÓN.

Pero la noche les deparaba aún más desconciertos porque conforme se acercaban se percataron no solo de que el cristal de una de las puertas traseras estaba destrozado. “Dentro había alguien. Abrí la puerta y lo vi ahí, mirándome fijamente. Muerto de miedo le grité diciéndole que saliera y fue cuando se me abalanzó con una torre Eiffel que llevaba en la mano con la que intentaba agredirme. Todo parecía un poco surrealista”, ha contado José Miguel Millán.

Estado en que dejó una de las ventanillas del vehículo. L.O.

El hombre echó a correr huyendo del lugar mientras que ellos se dirigían hasta el Puente Tocinos, a la entrada del recinto ferial, donde había una patrulla de la Policía Local. En poco más de diez minutos y con la información que les habían facilitado a los agentes estos lograron detener al presunto autor del robo que portaba no solo el dinero que se había llevado del interior del vehículo sino también otros objetos que podrían pertenecer a varios asaltos más de esa misma noche.

El cristal del vehículo lo habría podido romper a golpe de puñetazos. “Llevaba la mano liada en un trapo y presentaba una herida que sangraba, por la que fue trasladado a un centro de salud nada más detenerlo la policía. No sabemos si fue por los golpes que dio al cristal o al introducir la mano para abrir el seguro de la puerta”, ha detallado el joven.

Del interior del coche se llevó, según su propietario, “dinero que habíamos dejado para no llevárnoslo al chiringuito mientras trabajábamos. Pero también había una mochila y otros objetos de valor que no logró llevarse porque le sorprendimos. Porque no le dio tiempo”.

El joven vivió su particular vía crucis después de toda una noche de intenso trabajo, ya que estos días colaboraba en el chiringuito del Paso Morado, de cuya asociación juvenil es presidente. “Estuve en la cocina cortando jamón y haciendo catalanas y cuando terminé lo único que quería era comprarme un pedazo de turrón e irme a casa. Al del turrón, Andrés, le he dicho que si no me hubiese parado a comprárselo igual me había llevado el coche antes de que me lo destrozaran y me robaran, pero nunca se sabe”. Y ha querido agradecer la labor de la Policía Local. “Actuaron con una rapidez increíble. En pocos minutos lo habían cogido, pero el daño en mi coche aún tardará en arreglarse, así que por el momento estoy sin vehículo gracias a este personaje”.