María Marian fue asesinada a tiros en la puerta de su vivienda en a urbanización Torre Urzaiz del barrio zaragozano de Movera. El 21 de noviembre hará tres años del crimen que todavía sigue sin instruyéndose y, por ende, sin que los responsables se sienten en el banquillo. Pero a ello hay que sumar que durante todo este tiempo el cadáver de la joven de 28 años permanece en la cámara de congelación del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) a la espera de que la Justicia considere que ya no constituye una prueba y que puede ser enterrada. Su familia batalla por recuperar el cuerpo. De momento sin éxito. 

Lo solicitaron ante el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, pero este lo denegó mientras recordaba que el sumario se encuentra en fase de instrucción y podría ser necesaria una segunda autopsia. En el auto les señaló que comprendía sus sentimientos, pero que consideraba más conveniente darle el cuerpo cuando resulte «menos perturbador para el procedimiento».

Pero no se dieron por vencidos y lo reclamaron ante la Audiencia Provincial de Zaragoza que ha buscado una solución a medias. Ofrece un plazo de un mes a todos los implicados, incluido el Ministerio Fiscal, para que manifiesten si pretenden solicitar nuevas diligencias que hagan precisa la utilización del cadáver o si, por el contrario, consideran innecesario seguir retrasando la inhumación del cadáver. 

Califican de «razonable» esta solución ofrecida de forma subsidiaria por la familia de Marian Marian cuya intención última es la de enterrarla en el cementerio de Sibiu (Rumanía). Cuando lo consigan, sus padres y su hermana, que fue testigo del crimen, dejarán de tener un duelo patológico. De hecho, están bajo control psiquiátrico. 

Lo cierto es que se trata de un crimen que sigue oscuro después de tanto tiempo. Un guante permitió detener a un sicario lituano y a nueve personas más por un vuelco de drogas. De hecho, este hallazgo hizo que Aivaras S. tuviera que cambiar su primera versión en la que proclamaba su inocencia por otra en la que admitía que aquella noche estuvo junto a la víctima. Este hombre señaló a otros dos hombres, Jesús J. M. y Juan E. O., que permanecen en prisión provisional, en el lugar del crimen. Los tres llegaron a la finca y accedieron a ella haciendo un agujero en la valla trasera.

Una vez identificada una persona, y antes de que este diera nombres, el Grupo de Homicidios de Policía Nacional realizó una extensa investigación relacionada con las diferentes geolocalizaciones de dos teléfonos móviles de Aivaras S., además de pinchazos telefónicos. Pudieron observar, por ejemplo, la planificación llevada a cabo por los autores. La información la habrían recibido de la familia de la pareja sentimental de la víctima, que está en prisión, y que tenía desavenencias con Maria Marian.