“A mi hijo lo he querido mucho y lo sigo queriendo aunque esté muerto, solo quería asustarlo para que me dejara tranquilo”, ha alegado Fernando N. R., el sexagenario acusado de matar a su hijo de una cuchillada en el corazón en septiembre de 2019 en Paterna. El procesado, que se enfrenta a una pena de quince años de prisión, ha confesado ser el autor de la herida mortal pero ha matizado que en ningún momento le clavó el cuchillo, “solo le corté”.

Un jurado popular será el encargado de dirimir sobre la culpabilidad o no del acusado, si tenía intención de matar a su hijo y si se aprovechó del estado de ebriedad en el que se encontraba la víctima. Asimismo, deberán establecer si el procesado tenía en ese momentos sus capacidades afectadas también por el alcohol o como sostiene el fiscal, pese a ser un bebedor habitual, en el momento de los hechos el acusado no tenía afectadas sus condiciones cognitivas. El propio acusado ha reconocido que “no iba borracho, yo sé beber”.

Los hechos ocurrieron el 1 de septiembre de 2019 cuando la víctima llegó al domicilio y al ver que su madre estaba durmiendo en el sofá, porque su padre no le dejaba dormir en la cama, fue a recriminarle a su progenitor dicha circunstancia, que se sumaba a los presuntos malos tratos a los que éste sometía a su mujer. Se inició una discusión entre padre e hijo durante la cual el procesado, que ahora tiene 68 años, cogió un cuchillo de cocina y le asestó a su vástago una única y certera cuchillada en el pecho.

La herida le afectó el ventrículo izquierdo del corazón, lo que le provocó la muerte. El acusado ha alegado que trató de reanimar a su hijo y que le taponó la herida con un trapo, pero posteriormente, a preguntas de la acusación particular ha acabado reconociendo que fue su esposa la que le tapó la herida, de ahí que ella estuviera manchada de sangre y él no.

Fue la madre de la víctima quien alertó al teléfono de emergencias. Cuando la policía llamó al teléfono de la requiriente, fue el propio acusado quién atendió la llamada. Éste ha admitido que pidió una ambulancia y que en ese momento negó a la policía que hubiera habido un apuñalamiento.

La Fiscalía solicita una pena de quince años de prisión por un delito homicidio con las circunstancias agravantes de abuso de superioridad y parentesco. De hecho, el fiscal sostiene que el acusado le clavó el cuchillo en el corazón a su hijo “con ánimo de terminar con su vida o asumiendo la alta probabilidad de causar la muerte”, estando la víctima en inferioridad de fuerzas e instrumental, al encontrarse ebrio, lo que reducía considerablemente sus capacidades de defensa.

Por su parte, la defensa del acusado sostiene que su cliente simplemente trató de defenderse del ataque de su hijo, quien lo sacó a golpes de la cama cuando estaba durmiendo. “Con la mala fortuna que la única herida que tiene le afectó el corazón”, ha puntualizado el letrado de la defensa.