A mediados del mes de abril, una veintena de llamadas de conductores alertaban a Emergencias: había un coche circulando en sentido contrario por la A-7, por la zona de Lorca y Puerto Lumbreras. Asustados por si se trataba de un kamikaze que pudiera estrellarse y poner en peligro su integridad, los testigos telefoneaban al 112. La Guardia Civil de Tráfico tardó poco en dar con el automóvil sospechoso: no lo conducía un piloto suicida, se trataba de un hombre mayor que se había confundido. 

La jefa provincial de Tráfico, Virginia Jerez, explica que «cuando se habla de kamikazes, se habla de una intencionalidad: tiene un componente suicida o de hacerse daño sin importar lo que les pase a los demás».

En el caso de los conductores sorprendidos en sentido contrario en las carreteras de la Región, «la casuística es bastante amplia», detalla Jerez.

Por ejemplo, hay chóferes que se despistan por «cuestiones patológicas», que pasan por «tener una medicación, una enfermedad o cuestiones neurológicas» que dan lugar a que el paciente que las sufre «de una forma no intencionada, cometa el error de entrar en sentido contrario en una autovía», especifica.

Virginia Jerez manifiesta que, cuando una persona detecta, o detectan sus familiares, tener sus condiciones psicofísicas mermadas, lo ideal es «ponerse en manos de los facultativos y plantear esa circunstancia». Obviamente, destaca que «si ha perdido las facultades de forma definitiva, tiene que dejar de conducir».

De los casi 900.000 conductores censados en la comunidad murciana a fecha de marzo de 2021, 24.185 tienen edades comprendidas entre los 80 y los 94 años, según los datos que maneja la Delegación del Gobierno.

En la Región de Murcia, desde 2018, se han tramitado 150 expedientes de pérdida de vigencia del permiso de conducir por condiciones psicofísicas. De ellos, cinco fueron abiertos a conductores que circulaban en sentido contrario sin querer. «En algunos casos, se les ha retirado el carné o se les ha adaptado», comenta Jerez, que precisa que se puede determinar, por ejemplo, que la persona afectada no pueda conducir a más de 80 kilómetros por hora, tener prohibido circular por autopistas o autovías o solo pueda hacerlo con luz diurna. 

«Otra cuestión es el consumo de alcohol y drogas, una irresponsabilidad» en virtud de la cual muchos conductores van en sentido contrario sin darse ni siquiera cuenta de lo que están haciendo. En estos casos, no se trataría de una desorientación por algún tipo de patología neurológica: es un delito contra la seguridad vial.

«La tercera posibilidad que encontramos es la distracción», apunta Virginia Jerez. En este espectro entra «desde la fatiga a estar cansado o centrado en otras cuestiones totalmente contrarias» a la conducción. También las inclemencias meteorológicas tienen que ver, dado que «una niebla o una lluvia te puede llevar a cometer ese error».

En Tráfico valoran los «muchos ojos» que tienen en la carretera para detectar conductas que pueden llegar a poner en riesgo a todos. «Agradecemos la colaboración plena de los conductores que avisan al 112», hace hincapié Virginia Jerez, que manda un mensaje de tranquilidad a la población: la Región no es tierra de kamikazes.

Para huir de la Benemérita

El comandante de Tráfico de la Guardia Civil en la Región, José Ángel Jurado, apunta que no solo se trata de personas mayores desorientadas al volante: también de conductores que tienen algo que ocultar. En este sentido, resalta que «con el tema de la covid, ha ocurrido que algunos conductores se han dado cuenta de que hay un control, y entonces se dan la vuelta y se meten en sentido contrario» con tal de esquivarlo. 

Estas conductas ya hacen pensar a los investigadores que las personas que se toman tanta molestia en no ser paradas en el control ocultan algo en el coche o huyen de la acción de la Justicia

José Ángel Jurado coincide con Virginia Jerez en que en esta provincia «no hay kamikazes» y tiene claro que «el que por propia voluntad se mete en sentido contrario, para huir de un control, oculta algo».

Los que sí que lo hacen por despiste no se libran de las consecuencias, en el caso de ser interceptados. «Al que se equivoca, se le denuncia por conducción temeraria y se enfrenta a una multa», detalla el comandante de Tráfico, al tiempo que apostilla que «no son muchos» casos: al año, unos cuatro o cinco de media.