­Lo que se preveía como una jornada de alegría y diversión para los habitantes de Calasparra, que vive durante estos días sus fiestas patronales, se tornó en una pesadilla. En la media tarde del martes los calasparreños que presenciaban la corrida de toros de la feria se quedaron sin palabras cuando divisaron en la lejanía una enorme columna de humo. La Sierra del Molino estaba ardiendo. Jesús Navarro, alcalde de Calasparra y presidente del festejo taurino, salió de la plaza de toros a toda prisa para personarse en el lugar y conocer de primera mano lo que estaba sucediendo y el alcance que tenía.

Bien entrada la noche, en la carretera que une Calasparra y Mula se podía observar una procesión de coches, así como un gran trasiego de vecinos, tanto de la localidad como de pueblos limítrofes, que se acercaban para prestarse voluntarios y ofrecer de forma desinteresada cualquier tipo de maquinaria para poder frenar la tragedia.

A primera hora de ayer, la imagen que el fuego había dejado en la carretera que da acceso al pantano Alfonso XIII era devastadora. Los bomberos comentaban entre ellos la noche que habían vivido y lo difícil que será de olvidar. Uno de ellos manifestaba que «contra el fuego el hombre tiene todas las batallas perdidas, pero nosotros no echamos el pie atrás». Los efectivos del Consorcio de Extinción de Incendios realizaron una jornada intensiva de más de 17 horas. Pero, lejos de escabullirse de la tarea encomendada, se podía escuchar por la emisora cómo un efectivo llegado del parque de Cieza a quien ordenaron el relevo contestaba que «si mi cabo se queda yo me quedo con él hasta que haga falta».

También lo pasaron mal los vecinos de Cieza, que estuvieron con el corazón en un puño y no dejaron de pensar en los dos lugares más ricos medioambientalmente hablando del término municipal, junto a la Atalaya: el Cañón de Almadenes y la sierra del Almorchón. Como en Calasparra, algunos no dudaron en desplazarse a la zona afectada por el gran incendio, poniéndose a disposición de los servicios de extinción para prestar ayuda.

Ambos lugares, enclavados en las confluencias de los ríos Segura y Quipar, son los elegidos por los ciezanos para pasar sus ratos de ocio. El alcalde de Cieza, Antonio Tamayo, acudió a la zona y felicitó a los efectivos de emergencias «porque Almadenes no haya ardido a pesar de la voracidad de este gran incendio».

Dentro del término municipal de Cieza, las zonas afectadas por el fuego han sido la sierra de la Palera, los Losares y parte del cañón del río Quipar, que forman parte de la cadena montañosa que separa el Noroeste y la huerta murciana.