Toros

Yecla pone en valor al ceheginero Antonio Puerta

Cortó tres orejas en un encierro de Adolfo Martín, mientras que, por su parte, Rafaelillo consiguió solo un trofeo en un lote complicado al que no se le pudo hacer nada más

Derechazo espectacular de Antonio Puerta.

Derechazo espectacular de Antonio Puerta. / Enrique Soler

Gil López

El coso de Yecla acogió el mano a mano entre Rafaeillo y Antonio Puerta, en un encierro de Adolfo Martín, justo de presentación y toreables, excepto el que sustituyó al quinto, que fue devuelto a los corrales por no estar en condiciones.

Complicado el primer cinqueño en la corrida de Yecla, suelto de salida, sin fijeza, lo pudo sujetar en el capote Rafaelillo gracias a su oficio. Nada más comenzar con la muleta, quedó claro quién iba a mandar en la faena. Sereno, templado y dominador. Rafaelillo fue construyendo una faena marcada por el temple y por la suavidad de sus muletazos, rematándolos en su cadera derecha sin perder un solo paso. La tanda al natural tuvo un par de ellos majestuosos, prendido el toro en los vuelos de la muleta. Faena de alta calidad, rematada en los medios como lo hacen los toreros valientes. Lástima que la espada cayera un poco. Consiguió una oreja.

Mucho oficio en el capote de Rafaelillo para parar, genuflexo, un toro con mucha caja y aplaudido de salida. Se tuvo que espatarrar Rafaelillo en el tercero, un toro exigente y listo que, ya en los comienzos de faena y al tercer doblón, no quiso más.

La faena fue de poder a poder, con un torero entregado y un toro complicado, que tan solo le permitió hacer el péndulo y que le robara, enrabietado, una vibrante tanda en redondo. Falló con los aceros. Silencio.

Con una larga cambiada, rodillas en tierra, saludó Rafaelillo al último de su lote, que salió rematando en los burladeros. En varas el toro mostró daños en los cuartos traseros, protestando el público, por lo que el presidente sacó el pañuelo verde, cuando ya llevaba dos pares de banderillas. Mucho oficio y entrega también en el quinto bis al recibo capotero por parte de Rafaelillo. Cuando un toro está falto de raza y encima es soso, al matador no le queda otra que sacar a relucir su entrega. Así lo hizo el torero carmelitano, que intentó agradar, insistiendo por ambos pitones y al que tan solo podemos resaltar un momento de la faena al natural, recibiendo palmas tras liquidar al toro tras tres intentos.

Airoso salió Puerta tras parar con el capote las acometidas del segundo de Adolfo Martín que le apretó de lo lindo, exigiéndole al máximo delante del burladero de matadores. Mantuvo el tono de la faena, también cuando se echó la muleta en la izquierda, templando el largo recorrido de los naturales. Se perfiló en la suerte contraria fallando y pasando a la natural, cobrando una honda estocada. El poco tino del puntillero enfrió un tanto al público, que al final logró una oreja de la presidencia.

En su segundo, fiel a la condición de su raza y apretando las clavijas al de Cehegín. Difícil se lo puso también a los rehileteros. Hondura, temple y recorrido en los derechazos llenando de belleza y torería una faena que tardará en olvidar y ante un hierro que da prestigio. La importante faena se quedó sin premio por el poco tino del matador y de su puntillero que volvió a enfriar al respetable. Aplausos y vuelta.

Con gusto corrió las manos Puerta en las alegres verónicas con que recibió al sexto y último. El toro no hizo nada extraordinario, ni en varas, ni en banderillas, pero rompió en la muleta y el ceheginero lo aprovechó. No se puede torear mejor a un toro de esta sangre de lo que lo hizo Puerta. Excelente en el toreo en redondo, bordando los derechazos en tandas soberbias y mejor aún, al natural con series bellísimas, plenas de temple y torería. El público se entregó aún más cuando rubricó con la espada, siendo certero al primer intento. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro.