Menores trans

La ley trans obligará al entorno escolar a respetar la identidad de menores trans y a impulsar protocolos contra la transfobia

Casi cuatro de cada diez menores trans sufre discriminación en la escuela

Una bandera trans ondea frente al Congreso de los Diputados.

Una bandera trans ondea frente al Congreso de los Diputados. / EFE

Violeta Molina Gallardo

La nueva ley trans permitirá a los menores trans cambiar su nombre en el Registro Civil, aunque aún no tengan edad para modificar su sexo, y a partir de ese momento tendrán derecho a ser tratados conforme a su identidad y el sexo con el que se identifican en todas las actividades del ámbito educativo.

La norma, recién aprobada y que se publicará de forma inminente en el Boletín Oficial del Estado, recoge numerosas medidas para combatir la discriminación y el acoso que el colectivo trans y LGTBI menor de edad padece en el entorno escolar. En su exposición de motivos, la ley cita que, según FELGTBI+, más de la mitad de ellos sufre acoso escolar y el 37 % de las personas trans ha sido objeto de discriminación en ese entorno.

El suicidio en Sallent (Barcelona) de un chico trans de 12 años junto a su hermana gemela (que ha sobrevivido) ha hecho saltar las alarmas sobre la realidad que viven niños y niñas del colectivo trans en escuelas e institutos.

Tras conocerse este caso, la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, ha denunciado que "la transfobia provoca estigma, sufrimiento, discriminación y muerte", mientras que el feminismo y la ley trans "salvan vidas".

En el mismo sentido, el docente y coordinador de Educación de la FELGTBI+, David Armenteros, explica que "los discursos de odio están alcanzando un nivel alarmante".

Miedo a expresar quiénes son

"A nivel de centros educativos, tenemos mucho por hacer. Sigue habiendo casos de discriminación. Los discursos de odio, algunos de ellos generados por partidos políticos, llegan muy rápido a los alumnos a través de las redes sociales, ellos los cogen y los trasladan al entorno cercano, es algo que tenemos que trabajar", explica Armenteros a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica.

"Ellos saben qué es la diversidad, pero sigue habiendo discursos de odio y a muchos alumnos todavía les es muy difícil mostrar quiénes son por miedo. Los centros educativos deben ser espacios seguros para el alumnado", continúa.

Armenteros destaca que la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI va a suponer "un antes y un después" para los menores y para la diversidad en los entornos escolares.

La norma permite la autodeterminación del género a partir de los 16 años (cambio de nombre y sexo en el Registro Civil con el único requisito de expresar la voluntad, sin necesidad de informes médicos ni tratamientos hormonales). Con 14 y 15 años podrán hacerlo quienes cuenten con el consentimiento paterno y para los menores de 12 y 13 años será necesaria una autorización judicial.

Cualquier menor trans podrá cambiar su nombre, aunque no pueda modificar el sexo. El cambio se hará constar en todos sus documentos. A partir de ese momento, tendrá "derecho a obtener un trato conforme a su identidad en todas las actividades que se desarrollen en el ámbito educativo".

Será una obligación para administraciones, entidades privadas y personas dispensar a la persona menor de edad que haya cambiado su nombre el trato que corresponda a las personas del sexo con el que se identifica, "sin que pueda producirse discriminación alguna por tal motivo y debiendo prevalecer siempre el principio de igualdad de trato", precisa la ley.

Para Armenteros, este es un elemento crucial de la ley para reconocer la realidad de alumnos, alumnas y alumnes trans. "¿Cómo pretendemos que sus compañeros puedan entender la situación si nosotros los profesores no nos dirigimos a ellos por su identidad sentida. A las personas tenemos que reconocerlas por lo que son, no por lo que nosotros pensemos. Si nosotros no educamos desde el respeto, no sé qué estamos haciendo", reflexiona.

La ley trans establece que las administraciones públicas tendrán que elaborar protocolos de apoyo y acompañamiento al alumnado trans y contra el acoso transfóbico para prevenir, detectar e intervenir ante situaciones de violencia y exclusión.

Asimismo, las administraciones educativas tendrán que fomentar el respeto a la diversidad en los materiales escolares y en las aulas de forma transversal, con la introducción de referentes LGTBI positivos. Se considerará una sanción muy grave "la elaboración, utilización o difusión en centros educativos de libros de texto y materiales didácticos que presenten a las personas como superiores o inferiores en dignidad humana en función de su orientación e identidad sexual, expresión de género o características sexuales".

Necesaria formación

El Gobierno será el encargado de incluir el principio de igualdad de trato y no discriminación por esos motivos en el currículo educativo y, tras consultarlo con las comunidades autónomas, deberá incluir contenidos relativos a la diversidad sexual, de género y familiar como un aspecto que podrá ser tratado de forma específica en las pruebas de selección de docentes. La universidad también tendrá que formar en diversidad.

Los centros educativos pondrán en marcha programas de información sobre realidades sexo-afectivas y familiares y para combatir la lgtbifobia, tanto para el alumnado como para sus familias.

"Las administraciones públicas, en el ámbito de sus competencias, adoptarán las medidas necesarias para garantizar a las personas LGTBI menores de edad el libre desarrollo de la personalidad y la integridad física, conforme a su orientación e identidad sexual, expresión de género o características sexuales, así como las condiciones materiales y afectivas que les permitan vivir dignamente y alcanzar el máximo bienestar, valorando y considerando como primordial el interés superior de la persona menor de edad en todas las acciones y decisiones que le conciernan", proclama la ley.

Ciberacoso

Entre esas medidas, la prevención del ciberacoso por razón de orientación sexual, identidad sexual, expresión de género o características sexuales.

Armenteros incide en que es vital formar a los docentes para trabajar de forma adecuada la diversidad y las posibles problemáticas derivadas de la discriminación al colectivo LGTBI, algo que, a su juicio, debería abordarse a lo largo de todo el currículo educativo.

Las asignaturas, señala este profesor de matemáticas, deben trabajar contenidos aplicados a la vida real, "¿y qué hay más real que la diversidad?".

La fórmula debe cimentarse, según Armenteros, en la naturalidad y el respeto: "Es contarles que la diversidad está ahí y que luego todos seamos como queremos ser, que no hay ningún problema. (...) Percibo un cambio de tendencia, con muchos docentes, no sólo del colectivo LGTBI, buscando que sus aulas sean más diversas, más inclusivas, más seguras. Pero echamos en falta más formación para poder ayudar a estos muchachos y que nuestras asignaturas sean un espacio más seguro e integrador para ellos", sostiene.

"Las leyes permiten que los docentes podamos trabajar más seguros, sin miedo a tener represalias", concluye.