Tras dos años marcados por las restricciones de la pandemia, Barcelona se adentra en una verbena de San Juan de "normalidad" que entrañará un gran dispositivo específico de seguridad, prevención de incendios y limpieza. En 2019 unas 60.000 personas se concentraron en las playas para celebrar esa noche mágica, por lo que el operativo municipal parte de ese retrato para coordinar todos sus servicios y dar respuesta a las necesidades que surjan sobre todo en los espacios de uso más intensivo. La prevención de incendios en un momento de alto riesgo marcará la cobertura de una larga noche de "gran complejidad", con prohibición de realizar actividades con fuego a menos de 500 metros de zonas forestales de Collserola y Montjuïc.

El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, ha explicado que será una verbena sin restricciones, pero ha animado a los ciudadanos a exhibir civismo e intentar en la medida de lo posible evitar grandes concentraciones y optar por festejos de "proximidad en el entorno residencial". Pese a todo, la playa permanecerá abierta toda la noches como epicentro de los saraos, hasta ser desalojada por Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra a las seis de la mañana de cara a su limpieza acelerada antes de que el día 24 aparezcan los primeros bañistas.

Este despliegue extraordinario de mantenimiento contará con 91 equipos y 366 trabajadores y trabajadoras --"el más importante del año"--, repartidos entre los preparativos, la puesta a punto al salir el sol y las intervenciones hasta el día 25. No solo en el litoral (con WC químicos y 2.685 papeleras de cartón y 124 contenedores extra), sino también en áreas del entorno: Vila Olímpica, Front Marítim, Parc del Poblenou...

Durante la jornada, la Urbana "canalizará" los flujos de entrada en la playa de la Barceloneta facilitando entrada por los extremos de la playa y aumentará su presencia en el barrio para asegurar el descanso de los vecinos. No será un blindaje del barrio, sino que seguirá el mismo patrón ya llevado a cabo el año pasado para evitar aglomeraciones, ha explicado el intendente mayor del cuerpo, Pedro Velázquez.

La playa será territorio de jolgorio, aunque con estrecho control de la venta ambulante de alcohol, de los almacenes que lo suministren, así como de su comercialización en tiendas después de las 23.00 horas. No obstante, el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, ha confirmado que los chiringuitos de playa tendrán que cerrar a las 3.30 horas ("como el resto de bares y restaurantes de la ciudad"), tras años de horarios más prolongados. No podrán acoger fiestas ni pinchadiscos, lo que ha provocado indignación entre los operadores. Se controlará especialmente que no haya fiestas no autorizadas.

En esta zona, antes y después de la fiesta, se utilizarán drones (en tiempo real, no de grabación) para controlar incidencias, y en caso de incendios en zonas forestales se podrían utilizar para facilitar los operativos de emergencias.

No tendrá tregua la policía municipal, en su cruzada múltiple de controles de alcoholemia y drogas en toda la ciudad, contra actitudes incívicas en el espacio público, prevención de delitos y otros.

Mejorar la gestión transversal del sarao

Hace dos años el consistorio realizó un análisis de la fiesta de San Juan para tratar de mejorar su gestión con una mirada más transversal. A resultas de ello, por ejemplo, se ha potenciado la perspectiva de género. La noche de la verbena se activarán ocho itinerarios seguros en el litoral de Ciutat Vella y San Martí, así como en el Born y Lluís Companys, hasta los accesos al transporte público, con el fin de prevenir cualquier tipo de agresión o acoso sexual y violencias de género, ha detallado Velázquez.

La policía patrullará esas rutas con especial hincapié en los puntos poco iluminados o que generen inseguridad. También habrá un Punto Lila en el paseo Marítim, de prevención y atención a estos casos, que estará activo todo el verano. Y cinco parejas de informadores se distribuirán esa noche por la zona. En paralelo, se ha mejorado la iluminación del paseo, que se mantendrá toda la temporada.

Los días previos a la verbena, Protección Civil está trabajando en la prevención para llegar a la celebración "con las mejores condiciones de seguridad", mientras que Bomberos de Barcelona realiza tareas de inspección, control y autorización de los locales de venta de petardos y de las casetas de pirotécnica. Se han autorizado 133 puntos de venta.

El jefe del servicio de Protección Civil, Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento, Sebastià Massagué, también ha hecho un llamamiento a extremar las precauciones con la pirotecnia. Ha pedido que se evite al máximo el tradicional lanzamiento de farolillos en la playa, sobre los que "es difícil tener control" y que pueden acabar causando un incendio en otro punto. En el punto de mira estarán también los puntos donde se acumula leña o madreas, susceptibles de utilizarse para hacer hogueras sin permiso y en la zona forestal del Parc de Collserola (Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó y Nou Barris).

El año pasado se actualizó la normativa de hogueras de la ciudad, estableciendo tres tipos. La mayor no tiene límite de carga de fuego, la pequeña no puede superar 250 kilos de madera y la de pebetero es inferior a 25 kilos. La primera es la única que necesita informe de Bomberos, que en esta ocasión han validado cinco en toda la ciudad (tres en el Eixample, una San Andreu y una a San Martí).