Semana Santa

Viernes Santo: La Dolorosa desata pasiones

La ‘Reina del Cielo’ desfiló detrás de su hijo muerto en un cortejo fúnebre único

Consolada por los azules la Virgen de los Dolores procesionaba, anoche arrodillada, mientras fijaba la vista en su hijo que se mostraba en un cortejo fúnebre único. A su paso la Dolorosa desataba pasiones. El dolor de la pérdida de su hijo se reflejaba en sus manos llevadas al pecho, una sobre otra, sobre su corazón dolorido atravesado por la espada. El dolor de la Madre era compartido por sus hijos que la consolaban lanzándole claveles azules y mostrado su cariño y amor con vítores que no cesaron durante toda la carrera.

El tercio de nazarenos de la Virgen de los Dolores con motivos alusivos a la vida de la Virgen y a la pasión del Señor.

El tercio de nazarenos de la Virgen de los Dolores con motivos alusivos a la vida de la Virgen y a la pasión del Señor. / Pilar Wals

La ‘Reina del Cielo’ contenía sus sentimientos mientras evitaba que las lágrimas hicieran aparición en sus mejillas. Después de tanto sufrimiento, de una larga agonía en la cruz, su hijo se mostraba en un sueño eterno. Y lo acompañaba en sus últimas horas antes de subir a lo más alto junto al Dios Padre. La Dolorosa, en su trono de plata repujado, partía de la iglesia de San Francisco al caer la tarde. Una brisa fría anunciaba una noche y madrugada gélida. La ‘matraca’ se dejaba sentir desde la hora en que expiraba Jesús. Lo hacía mientras la Dolorosa transitaba por la Cuesta de San Francisco en el último ‘encuentro’ con su hijo en la cruz, que protagonizaba junto al Santísimo Cristo de la Sangre, del Paso Encarnado.

Madre e Hijo parecían despedirse antes de separarse para siempre y emprender el cortejo con su cuerpo ya inerte. La Dolorosa se mostraba esplendorosa, luciendo el manto azul que ideara para ella Francisco Cayuela. Solo un enamorado como él pudo crear una obra maestra que ha sido ensalzada a lo más alto, con la declaración de Bien de Interés Cultural. Cuentan que, en su afán por concluirla lo antes posible, trabajaba noche y día sin descanso hasta rozar la locura.

El manto fue realizado en 1904. En su parte central, unas cartelas representan la Santa Faz del Señor y los atributos de la Pasión y la sentencia de Pilatos, rodeando la escena principal, una alegoría de la Santa cruz simbolizada por ángeles que arrojan flores al madero de Cristo.

La Dolorosa, en su trono de andas, a su paso por la presidencia de la carrera.

La Dolorosa, en su trono de andas, a su paso por la presidencia de la carrera. / Pilar Wals

Por la carrera se hacía difícil contemplar a la Dolorosa que transitaba bajo una lluvia de pétalos que caían desde balcones y ventanas. Y al paso, decenas, cientos de claveles azules rozaban sus mejillas intentando con estas caricias hacer más llevadero su dolor. El cortejo del Paso Azul  lo abría el estandarte de la Santísima Virgen de los Dolores, bordado en 1945 por Emiliano Rojo, que dos años después fue galardonado con la Medalla de Plata de la Exposición nacional de Artes Decorativas e Industriales en Madrid, y que está catalogado como Bien de Interés Cultural.

El trono iba decorado con rosas en un suave color salmón sobre el que se podían contemplar claveles azules que le lanzaban a su paso desde los palcos.

El trono iba decorado con rosas en un suave color salmón sobre el que se podían contemplar claveles azules que le lanzaban a su paso desde los palcos. / Pilar Wals

En el desfile también se podía ver el del Medallón y el Ángel Velado, acompañados por el Gran Penitente –Simeón y Pilatos-, los estandartes de San Juan Evangelista y María Magdalena, y el del Reflejo. Y delante del trono los Nazarenos de la Virgen. El grupo está integrado por doce nazarenos que visten túnica de terciopelo azul marino con bordados en su parte delantera con motivos vegetales en canutillo de oro. En sus capirotes destacan, tanto en su anverso como su reverso, unos motivos en sedas alusivos a la vida de la Virgen y Pasión de Jesucristo, según lo concibieron reconocidos pintores como Murillo, Velázquez, Zurbarán… Y se recupera en estos bordados la técnica de bordado de la época más clásica de principios del siglo XX iniciada por el maestro Francisco Cayuela, que fue la utilizada para los trabajos a los reyes de España en el siglo XVI, conocida como ‘Opus Pulvinarium’.

Cerrando el cortejo de la titular del Paso Azul iba la Agrupación Mater Dolorosa que le acompaña en todas sus salidas procesionales.

Cerrando el cortejo de la titular del Paso Azul iba la Agrupación Mater Dolorosa que le acompaña en todas sus salidas procesionales. / Pilar Wals

La Dolorosa regresaba al filo de la madrugada a San Francisco acompañada por cientos de azules. Emotiva fue su recogida tras procesionar en un bellísimo cortejo que recorría las calles del casco antiguo de la ciudad. La Semana Santa comenzaba con una madrugada azul, el ‘Jueves de Serenata’, y terminaba con un cielo azul repleto de estrellas el Viernes Santo. Antes, la titular de la Hermandad de Labradores recibía el amor de sus hijos en el Palacete de Huerto Ruano donde le cantaban la Salve. El canto en forma de rezo se podía escuchar mientras la imagen era portada por la carrera principal, como también en su salida procesional.

Y tras ella, la Agrupación Musical Mater Dolorosa, que la acompaña en cada una de sus salidas procesionales, como cientos de mantillas la escoltaban el Viernes de Dolores durante su procesión.