Pequeopi

Sumamos un curso, multiplicamos el camino

Esther Murcia Gomicia

Esther Murcia Gomicia

Cuando observo a mis hijos al comienzo del curso escolar, enfrentándose a nuevos desafíos con valentía y determinación, siento algo profundo en mí. Es un sentimiento que comparto con muchos padres: ver cómo nuestros «peques» aprenden nuevas lecciones, hacen nuevos amigos y superan obstáculos. Desde aquellos primeros días en la guardería hasta ahora, los cambios y el crecimiento de los niños son asombrosos. Cada año los veo volverse más independientes, responsables y curiosos.

Estamos en junio y el final de curso siempre trae una mezcla de emociones. Por un lado, estoy encantada de ver cuánto han crecido y todo lo que han aprendido. Celebro sus éxitos, grandes y pequeños, y les apoyo en los fracasos. Me emociono al ver cómo se convierten en personas cada vez más seguras de sí mismas y capaces. Escuchar sus historias sobre lo que han aprendido, los amigos que han hecho y las experiencias que han vivido me conmueve profundamente.

Sin embargo, también siento un poco de nostalgia. Cada fin de curso es un recordatorio de que el tiempo pasa rápido y que están creciendo. A veces, extraño esos días cuando eran más pequeños y necesitaban mi ayuda para todo. Con cada año que pasa, se acerca más el día en que serán adultos, independientes y listos para enfrentar el mundo por su cuenta. Este pensamiento me hace sentirme plena, pero también me hace apreciar aún más los momentos que compartimos ahora.

Cambiar de curso y, a veces, de colegio, puede ser un reto. Puede ser difícil para los niños despedirse de amigos y maestros a los que han llegado a querer. Es crucial que, como padres, transmitamos a nuestros hijos que entendemos sus miedos y preocupaciones, y que estamos allí para apoyarlos en cada paso del camino. Los cambios son una parte natural del crecimiento y traen consigo nuevas oportunidades para aprender y hacer nuevos amigos. Este año, por ejemplo, mis hijos echarán de menos a Aitana, Santi y Cloe, pero no perderemos el contacto. La amistad debe prevalecer por encima de los cambios de centros.

Me emociona ver cómo mis hijos enfrentan estos cambios con energía. Cada nuevo curso es una página en blanco, una oportunidad para aprender cosas nuevas, descubrir intereses y talentos ocultos, y hacer nuevos amigos. Me siento feliz al ver cómo se adaptan y prosperan en estos nuevos entornos. Cada vez que superan un desafío, no solo demuestran su capacidad académica, sino también su resiliencia y fortaleza.

El amor y la preocupación por el bienestar y la felicidad de mis hijos son inmensos. Me siento afortunada de acompañarlos junto a su padre, en su viaje de crecimiento y aprendizaje. Celebro con ellos los momentos gratos y los apoyo en los momentos difíciles. Su éxito y felicidad son mis mayores recompensas.

Mientras se preparan para el próximo curso, siento un increíble orgullo por ellos. Cada día me sorprenden con su inteligencia, creatividad y bondad. Me emociono por todas las cosas maravillosas que lograrán en el futuro y por ver en qué tipo de personas se convertirán.

En nuestra vida cotidiana, es vital compartir y comunicarnos con nuestros hijos, sin importar su edad. El tiempo pasa rápido, y no debemos dejar que Cronos, el dios del tiempo cronológico, nos robe esos momentos preciosos. En cambio, es mejor evocar a Ayllón, el dios del disfrute y del vivir pleno. Ayllón nos recuerda la importancia de saborear cada instante, de disfrutar del presente y de valorar las pequeñas cosas que realmente importan.

Y entre letras y letras no olvido y les recuerdo la importancia de los cuentos. Los cuentos nos enseñan lo esencial que es comunicarnos, amar y mantenernos unidos. Así que, mientras celebramos el fin de curso, me preparo para el emocionante viaje que se avecina: ¡escribir un montón de historias y contarles cuentos a mis hijos!

Este verano, regalarles la oportunidad de sumergirse en nuevas aventuras a través de la lectura es un verdadero tesoro. Dedícales tu tiempo, comparte tus experiencias y déjalos enseñarte también, ¡porque esos pequeños grandes maestros saben más de lo que imaginamos como padres!

En cualquier etapa y a pesar de los obstáculos, es muy importante fomentar y valorar esos momentos de complicidad y conexión con nuestros hijos. Juntos, podemos apreciar y celebrar cada instante, viviendo plenamente y disfrutando del presente.

¡Que tengan todos un verano lleno de alegría y aventuras!