Psicología infantil

La teoría de la ventana de tolerancia

la teoría de la ventana de tolerancia

la teoría de la ventana de tolerancia / J. Alejandro López

J. Alejandro López

La teoría de la ventana de tolerancia fue creada por el doctor Daniel J. Siegel, médico y profesor estadounidense de la Escuela de Medicina de la UCLA (California). Esta teoría intenta demostrar que el estado interno del ser humano abarca tres dimensiones, una equilibrada, donde la persona puede afrontar sus objetivos, problemas y retos; un estado hiperativado, marcado por la ansiedad y el desasosiego, o bien un estado hipoactivado, que provoca la inacción del sujeto. La ventana de tolerancia es el estado óptimo por el cual una persona soporta la presión de los acontecimientos de manera adecuada.

Así, puede definirse la ventana de tolerancia como la capacidad de la persona para afrontar situaciones de estrés y los retos de la vida diaria. Esta ventana es idiosincrática de cada sujeto, es decir, cada persona, con sus vivencias pasadas, experiencias, herencia genética y aprendizajes mantendrá un tamaño o capacidad más limitado o más expandido. Este tamaño puede variar en el propio sujeto según el estado vital en el que se encuentre. Cuanto más ancha sea esta ventana, mayor capacidad para manejar la frustración, el estrés y las sorpresas del contexto. Es la ventana vital una línea media, un estado de equilibrio. Este equilibrio puede romperse por arriba, provocando la hiperactividad del sujeto, o bien por abajo, promoviendo un estado de hipoactividad. Ambos estados desregulan a la persona y la incapacitan para solucionar problemas de manera óptima.

La hiperactividad es un estado por el cual el sujeto se encuentra en un período de excitación elevado que dificulta el pensamiento racional y la toma de decisiones, comportándose de manera reactiva, impulsiva y errática. Así, la persona se enfrentará a la situación problema bien luchando (siendo reactivo) o bien huyendo (evitando la situación). Por otro lado, la hipoactivación provoca que la persona se muestre apática, inhibida, sin capacidad para actuar. En estos casos se puede hablar de estado depresivo y de anhedonia.

La ventana de tolerancia empieza a construirse desde la infancia, cuando el menor va aprendiendo a tolerar la frustración (no obteniendo inmediatamente los placeres) y cuando se establecen vínculos de apego seguro. La tolerancia a la frustración se consigue cuando el niño obtiene de su familia tanto límites claros (quedan bien definidos los parámetros de lo aceptable y lo no aceptable y las consecuencias de la conducta no aceptable) como afecto (reciben el cariño y se le brinda la seguridad que necesitan para crecer y explorar). La tolerancia a la frustración está relacionada también con la vinculación afectiva del niño con sus progenitores. Lo que se denomina como apego. El apego seguro se produce cuando los progenitores o cuidadores establecen un sistema de afecto-límites adecuado. El menor sabe que los padres están ahí para cubrir sus necesidades y al mismo tiempo sabe cuáles son las barreras que no puede atravesar. Los infantes con un apego seguro serán capaces de afrontar las frustraciones de la vida de una manera óptima, lo que promoverá una ventana de tolerancia amplia.