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España triplica la tasa europea de repetición escolar

Analizamos las claves de un fenómeno enquistado

España triplica la tasa europea de repetición escolar | PAU MARTÍ MORENO

España triplica la tasa europea de repetición escolar | PAU MARTÍ MORENO / olga pereda

Olga Pereda

España ocupa, lamentablemente y desde hace años, el primer puesto en la lista de alumnos y alumnas que repiten curso en ESO. La tasa de repetición es la más alta de la UE: se sitúa en el 7,6% frente al 2,2% de media europea.

El Ministerio de Educación lleva años queriendo reducir la ratio. ¿A qué se debe esta brecha? ¿Por qué no logra rebajarse? ¿Es homogéneo el número de repetidores en la escuela pública y en la privada? ¿Qué dice la ley educativa sobre pasar de curso con asignaturas suspendidas? Contestamos estas preguntas (y alguna más).

¿Por qué en España se repite mucho más que en Europa?

«La mitad de los alumnos que repiten en España no lo harían si vivieran en Grecia, Francia, Italia o Portugal. No lo hacen por su propia incompetencia sino por una decisión del sistema», explica el investigador de EsadeEcPol Lucas Gortazar, que achaca los altos niveles de repetición en nuestro país (algo que no viene de ahora sino que es histórico) a factores como «la cultura del suspenso y del 4»: no aprobar a alumnos que se encuentran en ese umbral de competencias.

De ahí que los expertos en política educativa aplaudieran la nueva ley educativa (Lomloe), que deja la repetición como una medida «excepcional».

Otro factor a tener en cuenta es el gasto público en educación. Según datos del ministerio, la inversión alcanzó en 2020 los 55.265,8 millones de euros, un 4,1% más que en 2019. Estas cifras suponen el 4,93% del Producto Interior Bruto (PIB). En Francia, por ejemplo, es del 5,41%.

Por otra parte, las elevadísimas tasas estatales se registran en un país que no destaca por el éxito escolar. La tasa de abandono escolar es del 13,9 (respecto el 9,7% europea) y uno de cada cuatro alumnos acaba la ESO con serias dificultades para comprender textos mínimamente complejos.

Coles públicos frente a privados

Durante el último año académico (2021-22), el 7,6% de alumnos y alumnas de ESO repitieron curso en España, según los últimos datos del Ministerio de Educación. Ahora bien, el porcentaje de repetidores es radicalmente diferente si hablamos de escuela pública o concertada y privada. En los centros de titularidad pública, el porcentaje de repetidores asciende al 9,2% frente al 4,3% de los colegios concertados y privados. Esta diferencia tan acusada también se da en el resto de las etapas educativas.

En primaria, la tasa total de repetición del alumnado es del 2,1%. En los coles públicos es del 2,5% frente al 1,2% de los privados y concertados. La estadística del Ministerio también ofrece los datos de bachillerato, etapa no obligatoria en la que el índice global de repetidores se dispara hasta casi el 7% (6,9%). Una vez más, se constata la desigualdad dependiendo de la titularidad del centro: 8,5% en los públicos y 3,2% en los privados.

¿La repetición va por barrios?

El dato confirma lo que los expertos en política educativa llevan advirtiendo un tiempo. Repetir es una medida injusta socialmente porque estigmatiza y porque castiga al alumnado con menos recursos: ante dos estudiantes con dificultades y motivación similares, el que tiene más probabilidades de repetir (hasta tres veces más) es el que tiene un nivel socioeconómico y cultural más bajo (menos apoyo en casa, menos motivación, menos oportunidades de aprendizaje y refuerzo escolar...). Además, es una medida carísima: el coste anual de la repetición se eleva a 1.441 millones de euros.

«Existe una clara relación entre nivel social y repetición. Los centros privados y concertados tienen menos alumnos potencialmente repetidores porque tienen menos estudiantes de nivel socioeconómico bajo. Quizá también intervienen otros factores, pero habría que analizarlo con detenimiento. Por ejemplo, la cultura de la evaluación en unos centros y en otros, así como prácticas de retención de clientela en la escuela privada. Pero, insisto, el motivo principal que explica la diferencia de repetidores entre la pública y la privada es la esfera social y económica del alumnado», explica Xavier Bonal, profesor de Sociología en la Autónoma de Barcelona, para quien repetir curso es una medida «ineficaz, cara, desigual e injusta».

Más repetidores que el año anterior

El índice de repetición en la ESO (7,2%) ha aumentado considerablemente en un año. El curso anterior (2020-21, con los coles abiertos pero con una rutina escolar todavía tocada por la pandemia) fue de 4,2%. Llama la atención que en el ejercicio 2019-20 (cuando los centros cerraron sus puertas físicas debido al coronavirus), la repetición se disparó hasta el 8,5% a pesar de que Educación instó a los claustros a realizar decisiones colegiadas para que un alumno pasara de curso si había adquirido «competencias suficientes» aunque tuviera materias suspendidas. El curso previo a la pandemia (2018-19), el índice de repetición fue de 8,7% y el anterior (2017-18), 9,5%. El porcentaje de repetidores en Bachillerato (6,9%) también ha aumentado en un año. El curso anterior (2020-21) fue considerablemente más bajo: del 3,4%.

Los más repetidores de la UE

Los datos recientes del Ministerio no incluyen la comparación con otros países. Este dato sí que está en la estadística de 2017-18. En aquella ocasión, España registró una tasa de repetidores en ESO del 9,5%, la más alta -con mucha diferencia- de la UE. Nos siguen Bélgica, con un 5,9% y Rumanía, con un 3,7%

El Ministerio de Educación, ya en tiempos de la exministra Isabel Celaá, se propuso reducir la ratio de repetidores en secundaria. La nueva ley educativa (Lomloe) insta a que la repetición sea algo «excepcional». Por eso, establece evaluación «objetiva, global, continuada y formativa». El equipo docente, coordinado por el tutor, llevará a cabo la evaluación final del alumnado de forma colegiada en una única sesión que tendrá lugar al finalizar el curso escolar. Si el alumno pasa de curso y tiene alguna carencia, el centro deberá reforzar esa asignatura.

Si, excepcionalmente, el claustro cree que lo mejor para ese alumno es repetir curso se organizará un plan específico de refuerzo para que adquiera las competencias correspondientes. En realidad, esto se ha hecho siempre en los colegios, pero la ley lo consagra por escrito. En el caso de Bachillerato, la Lomloe permite -igual que pasaba con la anterior normativa- pasar de curso con dos asignaturas suspendidas. El título se podrá obtener con un suspenso siempre y cuando la junta de evaluación considere que el estudiante ha adquirido las competencias necesarias.