Aula hospitalaria

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar un lugar de esos que te dejan huella en tu carrera profesional, ya que a veces la vida frenética que llevamos no nos permite pararnos a pensar en aquellos que lo están pasando mal.

La educación y la formación no tienen fronteras, por ello el miércoles pasado hice una visita al aula hospitalaria del Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena que se encuentra capitaneada por el maestro Antonio Bernal.

Muchos niños pasan a lo largo del año por el hospital cartagenero, y la función de las aulas hospitalarias, que también se encuentran en el Hospital de La Arrixaca, Morales Meseguer y Reina Sofía de la ciudad de Murcia, es la de favorecer la atención escolar del alumnado que, por prescripción facultativa, deba permanecer ingresado.

Las aulas hospitalarias se definen entonces como un espacio educativo necesario dentro del entorno sanitario, con el claro objetivo de ofrecer un apoyo académico a los niños que se encuentren ingresados en el hospital para que no interrumpan su formación académica durante el tiempo que no puedan asistir a clase.

A través de este servicio se cumplen las necesidades educativas de los niños y adolescentes que permanecen hospitalizados, fomentando así el proceso de enseñanza en el aspecto de igualdad de oportunidades.

El pasado miércoles, a través del programa de Educación Vial llevado a cabo por la Escuela de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Cartagena (ESPAC), tuve la oportunidad de visitar las instalaciones del aula hospitalaria del Hospital Santa Lucía para dar a conocer la importancia de la Seguridad Vial a los niños que se encontraban ingresados.

Durante el encuentro se impartieron consejos de Seguridad Vial como el uso del paso de peatones, el cinturón de seguridad, la importancia de llevar el casco cuando se va en bicicleta, así como el conocimiento de las señales de tráfico.

De una forma lúdica, se mostró a los pequeños cómo actuar ante un STOP (’Si Tienes Ojos, Para’) o aprender el número único de Emergencias señalando nuestra boca, nuestra nariz y los dos ojos (’1-1-2’).

Como colofón final, los niños tuvieron la oportunidad de aprender una canción sobre educación vial escrita de puño y letra por el maestro hospitalario, y que he de confesar que el estribillo aún lo mantengo en la cabeza después de casi una semana.

Aprovecho estas líneas para agradecer la labor que realizan estos docentes que trabajan de una forma consciente y esmerada para llevar a cabo el proyecto educativo aun en tiempos difíciles como los de las cuatro paredes de un hospital.