Una amistad tóxica es aquella relación que establecemos con una persona en la que hay una interacción complicada y que nos produce malestar. A veces no nos damos cuenta que podemos tener una amistad tóxica con alguien, y esto sucede de forma aún más complicada en la etapa de la infancia, en la que los niños apoyan de forma más ciega a sus amigos y sus actuaciones, y en las que les es más complicado ‘dejar ir’ a un amigo del colegio.

Las amistades que suelen enfadarse, que se insultan, se pegan y que entran en conflicto con mucha facilidad son amistades tóxicas. Muchos niños no se dan cuenta que esa amistad es tóxica e incluso reconocen a la otra persona como uno de sus mejores amigos, por lo que resulta más complicado que acepten y entiendan la situación.

Claves para reconocer si mi hijo tiene una amistad tóxica:

- La dirección de la amistad es unilateral: es decir, solo va en una dirección. El amigo de mi hijo le domina y hace lo que quiere. Mi hijo no recibe nada a cambio en esta relación.

-Ausencia de apoyo y aceptación: la relación que se establece da lugar a críticas y reproches, habiendo una ausencia de frases y muestras de apoyo hacia mi hijo de aspectos positivos. Por ejemplo: «Eres muy lento corriendo», «contigo siempre perdemos», «tú no sabes hacer eso, déjame a mí»…

- Incitación a acciones problemáticas: el amigo de mi hijo le incita a hacer cosas que no están bien, le provoca para que le siga el juego o hagas cosas, por él o con él, que le pueden meter en problemas.

- Desconfianza: es una amistad en la que no se pueden confiar aspectos íntimos o secretos, ya que los airea y mete a mi hijo en una situación complicada y vergonzosa.

- Ausencia de respeto: el amigo de mi hijo verbaliza faltas de respeto hacia él, hablándole de forma despectiva sobre otros amigos suyos o incluso su familia. Por ejemplo: «Tu madre es muy fea», «no sé cómo vas con ese niño, es muy tonto», «vaya pelos llevas, ¿pero te has peinado hoy?».

Qué debo hacer si mi hijo tiene una amistad tóxica:

- Analizar la relación de amistad tóxica: lo primero que debemos hacer, como padres, es analizar bien la relación que mantiene con su amigo: ¿La relación ha sido siempre así? ¿Ha cambiado algo? ¿En qué aspectos ha cambiado? ¿Cómo le afecta emocionalmente a mi hijo?

- Hablar con mi hijo en cómo debe hacerse respetar. De la misma manera que el amigo de mi hijo debe hacer ciertos cambios en los que nosotros, por respeto, no podremos entrar más que en hablar con la familia para poner en común la situación, mi hijo tiene un trabajo emocional importante que realizar, ya que debe entender que la relación de amistad que establece con su amigo no es sana y que puede cambiar si quiere que sigan siendo amigos. Reforzar su autoestima, su capacidad para decir «no» a ciertas cosas y hacerse respectar.

- Mantener una constante y buena comunicación con la escuela y con el hijo: hablar con el niño sobre cómo le va en la escuela, qué tal va con su amigo, que te cuente las cosas agradables que ha hecho, y que te explique sus preocupaciones. Una actitud conciliadora ayudará a que el pequeño exponga a sus padres si se siente mejor o si la situación sigue igual o ha empeorado.