La Opinión de Murcia

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Ángel Montiel

Seres de alcantarilla

Ningún medio de comunicación decente le ha hecho caso a Alvise, pero en ciertas redes como Telegram o Tik Tok es el puto amo

Alvise Pérez.

Para saber de qué van ciertas cosas conviene subir a los palacios y bajar a las alcantarillas. Es más atractivo lo primero, pero si no se combina con lo segundo tendremos una percepción incompleta. La alcantarillas son hoy las redes sociales.

En ellas anidan monstruos: fanáticos del terraplanismo, apocalípticos de diversa laya, teóricos de los mundos paralelos, agentes de Matrix, conspiranoicos, predicadores políticos, salvadores del universo... Y Alvise. 

Muchas personas de mi entorno se han quedado a cuadros con el éxito electoral de Alvise. No sabían de su existencia y, sufrido el impacto, todavía han de hacer un esfuerzo para recordar su nombre: ¿Quién es ese de la Fiesta? Y es que ningún medio de comunicación decente le ha hecho caso, pero en ciertas redes como Telegram o Tik Tok es el puto amo.

Lo jalean webs como periodistadigital, de Alfonso Rojo, o yuotubers como José Antonio Abellán, el Coronel Baños, Javier Cárdenas y otros que hace algún tiempo fueron comunicadores de referencia en medios convencionales. Iker Jiménez le grabó una entrevista para uno de sus programas en Cuatro, que fue vetada por los directivos de Mediaset, lo que contribuyó a aumentar su leyenda de antisistema. 

Se trata de un correpartidos (UPyD, Ciudadanos...) que ante su escasa suerte en ellos decidió crear su propia plataforma. Ha recorrido el país megáfono en mano repartiendo papeletas, abundando en el victimismo por la supuesta discriminación a que lo sometía la burocracia electoral.

Estuvo en Murcia y en Cartagena, donde ha obtenido 11.200 y 5.450 votos respectivamente; 2.300 en Molina, más de 1.000 en Yecla, casi 1.000 en Alcantarilla...

En total, el 6,58%, dos puntos por encima de su media nacional. Con esos datos, de tratarse de unas autonómicas habría entrado en la Asamblea con más diputados que Podemos.  

Intelectualmente, el personaje no va muy allá. Es el típico solucionador exprés (ya saben: «esto lo arreglaba yo en cinco minutos»), pero tiene lo que hay que tener en estos tiempos: labia.

Pocos lo conocían, pero a partir de ahora será famoso, con la consecuencia de que incrementrá seguidores. Lo grave será que acabará normalizanzo un argumentario democráticamente insostenible.

Ojo, que las alcantarillas rebosan de este tipo de basura política.

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